MÁLAGA PUERTO DEL LEÓN
Santopítar
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Altitud: 934 m Distancia: 26,19 km Desnivel: 793 m Pendiente Media: 3 % Coeficiente: 213
 

Altigrafía y comentarios enviados por:
Miguel Baeza y Martín Cerván

 

Localización: En pleno corazón de la Axarquía nos situamos para iniciar este ascenso, comenzando entre las localidades de Riogordo y Benamargosaen el cruce de la MA-159 con la MA-169 Tomaremos esta carretera en dirección a Comares. A partir del cruce del pueblo la carretera irá cambiando de denominación, aunque bastará con seguir camino hacia Colmenar hasta que lleguemos al último y nos desvíemos en dirección a Málaga.


Especificaciones: La carretera está en buenas condiciones y cuenta con perfecta señalización excepto en un tramo de unos 6,5 km. a partir del alto de Comares. En este punto se estrecha a unos 4 m. y pierde la señalización horizontal, encontrándose el asfalto en condiciones bastante irregulares.
Las sombras son inexistentes y el volumen de tráfico es bajo, siendo prácticamente nulo a partir del primer alto.

Fuentes: Hemos localizado un par de ellas. La primera a nuestra derecha, después de coronar el alto de Comares. La segunda en la aldea de Los Ventorros a nuestra izquierda.

Comentario: En pleno corazón de la Axarquía nos encontramos para afrontar el ascenso de uno de los puertos de paso más interesantes y duros de la provincia malagueña, con el aliciente de que su cima se sitúa a escasos 16 km. de la capital de la Costa del Sol, todos ellos de bajada.
La vertiente del puerto del León que presentamos no es más que la prolongación hasta este punto de la conocida subida al puerto de Santopítar.
Los primeros 1.800 m. de ascenso camino de Comares se sobran para poner a cada uno en su sitio: un sálvesequienpueda con rampas que alcanzan el 16% de pendiente máxima y que se mantienen estables entre el 12% y 13% de media dejarán temblando las piernas del más curtido de los escaladores.
Y luego queda lo demás, un mundo, una eternidad: veinticuatro larguísimos kilómetros hasta la cima.
Si hacemos camino desde Benamargosa, habremos iniciado las hostilidades antes de llegar al cruce donde situamos el inicio de la subida. Y es que, desde el puente sobre el río Benamargosa hasta allí, se suceden unos cuantos repechos al paso por el conodido cortijo del Salto del Negro que se las traen. Un “ligero” aperitivo antes del almuerzo nunca sienta mal… o sí.
En cualquier caso, lo que se atragantará de verdad es esa primera rampa una vez que hayamos tomado el cruce a la izquierda.
Nada podemos hacer para mantener una velocidad de ascenso “decente”, pero no hemos de permitir que se apodere de nosotros sensación alguna de desazón: es normal subir lento cuando las rampas no bajan del 12%. Mejor nos distraemos pensando en lo liso que está el asfalto y cuánto peor sería subir por una carretera rugosa o en lo mal que lo pasaríamos en pleno agosto con la “ola de frío siberiano” que suele azotar con saña esta zona en época estival.
Cuando llevamos un kilómetro aparecen las curvas de herradura y las vaguadas para mantenernos distraidos hasta que, por fin, alcanzamos un merecido descanso. Baja la pendiente al salir de una curva a derechas y podemos recuperar el aliento.
Permitamos que el corazón vuelva a reencontrar su ubicación en el pecho, recreémonos con las vistas hacia el mar, hacia la sierra. La Axarquía es una comarca de hermosos contrastes que hay que saber saborear sin prisas.
Cuando las rampas vuelven a empinarse no lo hacen ya con tanta brusquedad, por lo menos durante unos kilómetros, hasta que, camino del alto de Comares, se tornen hostiles de nuevo. Un descansillo nos situará al pie de un exigente tramo de unos 1.000 m. de distancia, un peaje que hay que pagar necesariamente para alcanzar el primer alto.
A la derecha quedará la hermosa localidad de Comares, conocida con justicia como “el mirador de la Axarquía” por las excelentes panorámicas que ofrece de toda la Comarca. De la cresta de un cerro veremos pender su blanquísimo caserío, de gran importancia en época musulmana y cuyos sus orígenes hay que buscarlos más atrás, en el s. VII a. C. como fruto de las colonizaciones griegas.
Nosotros vamos a dejar su obligada visita para el descenso, aplazando para ese momento el asalto a los restos de su antigua fortaleza medieval. Antes bien, seguiremos nuestro camino, concediéndonos, todo lo más, una parada técnica para saciar nuestra sed con las aguas que nos regala una fuente situada a poco de coronar el altillo.
En este punto se produce un cambio sustancial en el puerto. Ya no es sólo que nos disponemos a descender durante un par de kilómetros, sino también la mudanza de carretera, cuyo firme se estrecha y empeora de manera sustancial, salvo un corto tramo en que se enlazan un par de herraduras.
Por ello hay que tener especial precaución en el descenso, principalmente si nos encontramos con el firme mojado.
Al pasar la aldea de Los Ventorros reiniciamos el ascenso. Con lo más duro ya pasado, el tramo que afrontamos a continuación se convierte en un regalo para los amantes de los puertos: carretera estrecha, botosa, nulo tráfico, tranquilidad absoluta y hermosos paisajes. Las rampas sin ser exageradas me mantendrán durante los primeros kilómetros próximas al 7% de media para ir suavizándose paulatinamente hasta alcanzar la cima de Santopítar.
Y, para que no falte de nada, varias herraduras nos permitirán cambiar la dirección de nuestra marcha de suerte que la visión del entorno sea completa.
En el km. 12,5 aproximadamente volvemos a encontrarnos con una carretera en perfecto estado ya hasta el final del puerto. Pronto alcanzaremos la cresta de la montaña y gozaremos de una espléndida panorámica hacia la costa y hacia el interior con varios puntos en los que parar para recrearnos y capturar alguna que otra instantánea de recuerdo.
Como quien no quiere la cosa coronamos el puerto de Santopítar. A la derecha queda la carretera -cuyo inicio es terrizo- que trepa hasta el grupo de antenas que se localiza a poco más de mil metros de altitud.
Narran los historiadores que el castillo de Sant Batir o Sant Bytar (identificado como Santopítar) fue tomado -entre otras fotalezas como la de Qumares (Comares), Ulyas (Olías), Fardaris (Ardales), etc.- por las tropas del califa omeya Abderramán III en batalla contra las huestes del rebelde Omar ibn Hafsún y su descendencia. Atestiguan el emplazamiento vestigios cerámicos que se han encontrado abundantes y dispersos en la cima del cerro de Santopítar, en el que aún pueden observarse, además, los restos de distintas fortificaciones muy maltrechas por el paso de los siglos y, principalmente, por la destrucción a que debieron ser sometidas.
Nosotros, empero, optamos por continuar nuestra marcha camino del Puerto del León dejando a nuestra derecha el durísimo ascenso hasta los repetidores. Ahora vamos a encontrarnos con un descenso rápido de cuatro kilómetros, merecido descanso sin duda, a cuya conclusión nos restarán tan sólo 7 km. para alcanzar nuestro objetivo.
La principal dificultad que habremos de superar es el cansancio acumulado. Ahora es cuando el puerto se nos va a hacer largo y, si bien no restan rampas de entidad, no es raro que sobrevenga un desfallecimiento. Para evitarlo, lo mejor es, además de haber llevado a cabo una buena alimentación e hidratación, procurar no abusar de desarrollo y aprovechar los distintos descansillos que nos brinda la carretera. Ésta es, por supuesto, la mejor manera de disfrutar del paisaje que nos muestra la zona alta del puertazo que estamos a punto de doblegar.
Cuando lleguemos al cruce de Colmenar, con la venta Galwey a nuestra derecha, ya podemos estar seguros de haber concluido la empresa. Giramos a la izquierda y hasta el puerto del León no queda más que un paseo, un mero trámite hasta la cima del más clásico entre los clásicos de los puertos malacitanos. Y, ahora, ¿qué mejor que una copita de vino de los Montes para recuperarnos?


Fotos:
Iniciamos la subida en el cruce con la MA-159:


Fuertes rampas, aunque buen piso:


Al fondo, a lo lejos, queda la costa:


Misma herradura, mismo ciclista, mismo instante, distinta perspectiva:




Ganamos altura con celeridad:


Al salir de aquella curva termina el calvario:


Aparecen los almendros:

Altimetrías de Puertos de Montaña
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