Localización: Empezamos en El Port de la Selva, partiendo del lado norte de la playa en dirección a la Selva de Mar, para enseguida, a la derecha, comenzar la subida perfectamente señalizada hacia Sant Pere de Rodes |
Especificaciones: Aunque en el inicio entre las casas de la urbanización l’Erola la carretera sea estrecha y sin señalización, esta aparece al acabarse las edificaciones ganando anchura la ruta. La ausencia total de sombras nos va a permitir gozar de un espectáculo inolvidable. Y el tráfico, salvo en verano o fechas especiales, no dificultará nuestro pedaleo. |
Fuentes: No hemos observado ninguna. |
Descripción: El Cap de Creus, situado en el extremo oriental del Pirineo, es un lugar paradisíaco… pero con muchos turistas. Aunque si tenemos la suerte de no coincidir con ellos y algún día la tramontana se toma un respiro, un paseo en bici por el Parque Natural de Cap de Creus es una experiencia inolvidable por lo agradable que resulta pedalear entre olivos y viñedos tan cerca del mar. Otra atractiva opción es adentrarnos hacia el interior para llegar hasta el Monasterio de Sant Pere de Rodes, enclavado en un paraje mágico al que accederemos por la vertiente sur desde Vilajuïga o por esta norte, mucho más exigente, que se inicia en la misma playa de El Port de la Selva. Tras un primer susto en forma de exigente rampa en la entrada a las urbanizaciones sobre la bahía, el ascenso se vuelve encantador, con una carretera que serpentea constantemente y nos regala unas vistas magníficas sobre la bahía, el Cap de Creus y la zona norte de la Costa Brava. Enseguida la dureza disminuye manteniéndose en torno al 8% y alternando tramos duros con otros más ligeros, pero exigentes siempre. Una sucesión de curvas de herradura nos ayuda a ganar altura rápidamente, lo que implica que haya varias zonas con rampas superiores el 10%. Por suerte el paisaje que nos envuelve nos hará ir entretenidos admirándolo, y no es mala idea el pararnos de vez en cuando a echar un vistazo al espectacular panorama y ver cómo hemos dejado abajo Selva de Mar y sus coloridas viñas. En el Km 6 de ascensión la subida nos dará un respiro con un tramo llano e incluso de bajada circunvalando la montaña donde se asienta el monasterio que podremos observar por vez primera al llegar al desvío hacia el parking de vehículos desde donde también podemos alcanzar en bici nuestra meta. Finalmente, un kilómetro al 4% nos dirige al encuentro con la carretera de VilajuÏga. Giraremos entonces a la izquierda para asaltar los metros finales que nos llevan a las puertas del Monasterio de Sant Pere de Rodes por un camino con acceso restringido a peatones y ciclistas hasta las mismas puertas del conjunto religioso. Se cree que el Monasterio de Sant Pere de Rodes pudo originarse a partir de un grupo de monjes anacoretas que vivían repartidos por estos parajes llenos de cuevas de difícil acceso. Probablemente evolucionaron del eremitismo al cenobismo, levantando así una primera iglesia y el posterior monasterio, cuya existencia previa está confirmada documentalmente en el año 878. Pero en estos sitios tan recónditos la leyenda tiene muchas veces más interés que la realidad. Y así ella nos cuenta que tres monjes provenientes de Roma llegaron a este lugar buscando dónde esconder la cabeza y el brazo derecho de San Pedro Apóstol. Y lo hicieron en una cueva donde posteriormente se erigiría la primera iglesia dedicada al apóstol en la montaña de Rodes. Sea como fuere, la construcción principal se realiza entre los siglos X y XII, adoptando un estilo románico a partir del prerrománico original. Luego, a lo largo de los siglos, se irá ampliando y reformando hasta convertirse en el edificio actual. Justo antes de entrar en el camino peatonal habrá quedado a nuestra derecha otra interesante construcción medieval, la iglesia prerrománica de Santa Helena de Rodes. Es la única construcción que queda del poblado de Santa Creu de Rodes, abandonado durante la Edad Media por los embates de la peste. Esta misma causa, junto a la piratería, el bandolerismo y las continuas guerras fronterizas, hicieron que también el monasterio de Sant Pere de Rodes cayera en una larga fase de decadencia que culminó en 1798 con el abandono de los últimos monjes. Después, los expolios y derrumbes amenazaron la supervivencia del cenobio hasta que en 1930 fue declarado Monumento Histórico Artístico Nacional para, gracias a diferentes etapas de reconstrucción, convertirse en uno de los conjuntos monásticos de estilo románico más relevantes del país. |
Mapa situación: |
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