BARCELONA PRADELL
Guardiola de Berguedà
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Altitud: 1732 m Distancia: 14,99 km Desnivel: 1027 m Pendiente Media: 6,85 % Coeficiente: 301
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BA16
Pradell




 


Localización: Abandonamos la C-16 que transita a orillas del Llobregat en dirección a Berga para tomar a mano derecha la B-400 hacia el Alto Urgell. Poco antes del Km 7 tomaremos a la izquierda la B-401 que nos lleva a Vallcebre y el Coll de Pradell.
Especificaciones: Carretera asfaltada con señalización horizontal en sus primeros kilómetros que se irá estrechando a medida que vayamos ascendiendo. A partir de Vallcebre el asfalto es reciente y, en el tramo más duro, el hormigón hace acto de presencia durante unos centenares de metros. La sombra es, en general, escasa, salvo el pinar de lo alto. Tráfico “desaparecido en combate”.
Fuentes: En el Km 4,3 encontramos la primera fuente en donde, incluso en verano, el agua es abundante y fresca. Encontraremos una segunda al paso por Vallcebre.
Descripción: No son demasiados los aficionados catalanes que conocen este puerto, recientemente arreglado, y, si lo conocen, no tienen ningún interés en subirlo en bicicleta. No es de extrañar: quien se haya atrevido con sus demoledoras rampas quizás hubiera preferido hacer como ellos y esperar a que otros se lo cuenten. Aún no ha sido utilizado en ninguna prueba profesional y, tras leer estas líneas, tal vez prefieran dejar las cosas como están. Nosotros os lo contamos por si queréis tentar al diablo. Es la fatal “locura de las cumbres”.
Y es que hay amigos que nos hacen dudar de su amistad. Cuando Ángel Morales García nos habló por vez primera de este coloso catalán pensamos que estaba exagerando. Cuando luego conocimos sus andanzas por los puertos más terroríficos de Europa empezamos a temblar y, finalmente, al conocerlo en vivo la impresión que nos produjo casi nos lleva a la tumba. ¿La impresión o la realidad?
Estamos en plena cuenca minera del antiguamente famoso carbón del Berguedà. En toda la subida los restos de la dedicación mayoritaria de los pobladores de estos parajes no dejan lugar a la duda. Ya desde su inicio en El Collet d’Eina contemplamos un poblado señalado por la dura vida de los mineros.
Iremos remontando el cauce del río Saldes y pasaremos junto a un camping y la pista hacia El Jou y la Creu de Fumanya que espera su turno para hacernos temblar aún más en una ruta que incluya ambas ascensiones. La pendiente se mantiene regular en torno al 5% hasta el cruce a Vallcebre, a poco de pasar junto a la iglesia de Sant Juliá de Freixens. Hemos pasado ya por varias curvas de herradura pero nuestras fuerzas aún están intactas. Una fuerte rampa al 10% no es más que un primer toque de atención para evitar que nos confiemos, porque de inmediato empieza el único tramo de descenso de todo el col, aunque de 1 km escaso.
Llegamos a Vallcebre, pueblo que se dedicó totalmente a la extracción del carbón de las minas que rodean su emplazamiento y que, hoy en día, tras el abandono de esa dedicación fundamental, ha sabido aprovechar para el turismo el hallazgo de huesos de dinosaurio en la recuperación de una de esas minas. Quizás algún día se convierta en uno de los lugares de atracción de los “locos de las cumbres” .
Bueno, pues ya hemos llegado hasta aquí. Y ahora… que sea lo que Dios quiera. Para empezar el suplicio 2 km en los que nunca estaremos por debajo del 10% y con máximos del 18% hasta un primer collado, como aperitivo de lo que nos espera.
Aquí finalizaba hace muy poco el asfalto, pero a alguna mente malvada se le ha ocurrido que no era suficiente para hacernos desistir y nos ha puesto la tentación al alcance de los más valientes.
Apenas 300 m prácticamente llanos al pasar junto a unas casas y… el acabóse. Dos herraduras por encima del 12% y vemos una balsa de agua que nos sugiere un urgente cambio de actividad: ¡con lo fácil que es nadar en espacios pequeños! Unas mesas de área de recreo, hoy abandonada, una herradura derecha y vemos el cartel fatídico del que no queríamos acordarnos: ¡20%! Y comienza el hormigón para ponérnoslo aún más difícil y que la rueda parezca que no consigue avanzar ni un metro sin que se nos vaya el alma por la boca. Un kilómetro completo al 15% es algo que se encuentra en muy pocos puertos y lo que es peor, en hormigón, mientras comprobamos en nuestros aparatos de medición que la rampa máxima alcanza el ¡¡¡21,5%!!!
Cuando, por fin, el asfalto vuelve a hacer acto de presencia trazamos, si podemos, una doble herradura para pasar por encima de la vieja vía del tren minero, mientras una vagoneta nos saluda, con sorna, a nuestro paso. Entramos en un pinar, como queriendo evitar cualquier visión de nuevos sufrimientos, pero apenas dura unos centenares de metros antes de que podamos observar a nuestra izquierda la Sierra Ensija. Ya solo queda el último esfuerzo, en forma de rampa final al 20% y… ya está.
Coronamos el Coll de Pradell junto al «burucartel» y desde allí disfrutaremos de insuperables vistas de la mole del Pedraforca con sus imponentes paredes. Hemos vencido o… ¿estaremos soñando? Quizás todo esto no haya sido más que una pesadilla por dejarnos atraer por esta fatal tentación del diablo. Que Dios nos pille confesados.

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