CANTABRIA SALTO DE LA CABRA
La Hermida
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Altitud: 1116 m Distancia: 10,3 km Desnivel: 1011 m Pendiente Media: 9,8 % Coeficiente: 346
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CA13
Salto de la Cabra






Localización: En la N-621 que desde Unquera se dirige a Potes, atravesamos el espectacular desfiladero de La Hermida. A mitad del mismo, llegamos a la localidad de la que toma el nombre: La Hermida. El inicio de la ascensión lo encontramos en el centro del pueblo en el cruce a la derecha que indica hacia Bejes.
Especificaciones: Carretera asfaltada de unos cinco metros de anchura, en perfecto estado y con señalización lateral hasta Bejes. A partir de la entrada a la citada localidad, pista hormigonada, con el firme bastante desconchado por zonas, asomando los cantos rodados que lo componen, hasta llegar al Collado de La Hoja. De ahí al final, el firme es más reciente y está en bastante buen estado, pero presenta unas grandes canaletas transversales cada cien metros que, aunque son superables con la flaca sin desmontar, no dejan de ser un peligro si vamos justos de fuerzas. Solo existen sombras en los cuatro primeros kilómetros, por lo que en días calurosos el tramo final a partir de Bejes se hace aún mucho más duro. Tráfico casi inexistente hasta Bejes, donde desparece totalmente.
Fuentes: Una en La Hermida, 100 m antes del inicio, en una plazoleta y otra en Bejes, a mitad de la ascensión. Existen un par de abrevaderos a la derecha de la ruta. El primero está junto a los invernales antes del collado de La Hoja y hay otro, casi al final, en unos apriscos a la derecha. Sin embargo, dada la cantidad de ganado suelto que hay por la zona, desconfiamos un tanto de su potabilidad.
Descripción: Los números resultan casi redondos: mil metros de desnivel, diez kilómetros y 10% de pendiente media. Estas cifras dan idea de la dureza de esta ascensión. Dureza acrecentada por el irregular estado del firme a partir de Bejes. Aunque no superamos el 15% de pendiente, salvo en alguna herradura, tampoco vamos a bajar prácticamente del 10% en los cinco km finales. En el gráfico no hemos reflejado esas pendientes puntuales de las herraduras, ya que son perfectamente salvables por el exterior de las mismas. Sin embargo, este esfuerzo se verá sobradamente compensado por el entorno sin par que rodea esta ascensión. Pero repetimos que es una ascensión para ser tomada en serio y con tranquilidad. Un coeficiente de 340 puntos con tan solo 10 km no es fácil de encontrar en la península.
Partimos pues de La Hermida, pequeña localidad de menos de cien habitantes, enclavada en el fondo del valle y dedicada prácticamente a la hostelería, que dispone de un espléndido balneario restaurado en 2002. La Hermida es puerta de entrada a la comarca de Liébana, sede de conocidos edificios religiosos, y a la vez punto de partida de excursiones montañeras por parajes incomparables. Comenzamos la ascensión, situándonos ya desde el inicio en porcentajes por encima del 10%. Un duro tramo de algo más de km y medio al 11% de pendiente media en el que habremos trazado cuatro herraduras, nos deja en un mirador sobre el imponente desfiladero labrado por el río Corvera que queda muy abajo ya que hemos ganado altura muy rápidamente. Viene ahora el tramo más suave de todo el ascenso, incluso con alguna zona llana, que nos permitirá disfrutar del desfiladero situado a nuestra derecha. Poco antes de finalizar el tercer km, cruzamos un puente para cambiar al otro lado del río y aquí se acaba la comodidad. Nos esperan dos km al 12% de media y sin bajar del 10% salvo en alguna zona muy puntual. Los primeros 800 metros discurren por un trazado casi recto que nos permite ver lo que tenemos por delante, entre un farallón vertical a la derecha y el río a la izquierda. Al final de este tramo, volvemos a cruzar el río y nos encontramos con tres herraduras que nos dan la impresión subjetiva de menor pendiente, aunque en realidad es justo lo contrario. Salimos a terreno más abierto y ya vemos Bejes a nuestra derecha y el cruce que lleva a Quintana, a nuestra izquierda. Junto a este cruce existe un curioso monumento a un grupo de maquis que lucharon contra la dictadura después de la Guerra Civil, en el cual ondea la bandera republicana. En él encontramos nombres míticos como «Bedoya» o «El Juanín», que aguantaron en el monte hasta que fueron muertos por la Guardia Civil en 1957, aunque en lugares bastante separados. Existe un libro sobre el tema, «Juanín y Bedoya. Los últimos guerrilleros» del escritor cántabro Antonio Brevers.
Desde el citado monumento hasta Bejes tenemos un km que nos va a parecer un descanso, aunque supera el 8% de media. Bejes es una pequeña localidad, enclavada en un idílico paraje, conocida por ser, junto a Tresviso, cuna del famoso queso picón. Un queso azul con denominación de origen protegida y numerosos premios internacionales que lo sitúan en la cumbre de los quesos azules a nivel mundial. A partir de Bejes, ya no hay descanso. El suelo se estropea y el terreno es bastante abierto entre colosales montañas. Vamos trepando en repetidos zigzags, pasando primero por el Collado de la Hoja, antes de alcanzar la cima, que es otro collado. La pendiente es bastante sostenida, en su mayor parte entre el 11% y el 13%, aunque lo irregular del suelo hace que la sensación sea al menos de un par de puntos más. Casi llegando al alto, encontramos los restos de unos hornos de calcinación para enriquecimiento del mineral de zinc extraído de unas minas cercanas, explotadas durante 65 años. Existe un panel descriptivo sobre el particular, donde se relatan los continuos litigios con los lugareños, por la contaminación y la lluvia ácida originada por esta explotación. Y ya sin más, llegamos a la cima. Si queremos llegar hasta el cartel del alto, hay que continuar unos metros por pista de tierra que no ofrece ninguna dificultad. Esta pista continúa hasta enlazar con la carretera que asciende a Tresviso por Jitu de Escarandi. Ya solo queda recuperarnos y disfrutar de las maravillosas vistas, algo que a duras penas habremos podido hacer durante el ascenso.
Mapa situación:

 
 Vídeo:
 
 
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