Localización: En la CA-260 que une Liérganes con San Roque de Riomiera, poco antes de iniciar el ascenso a esta última localidad, en el km 15,8, encontramosun cruce a la izquierda sin señalización alguna. Solo hay una señal de camping y un panel de información turística. Tras tomar este desvío, en doscientos metros llegamos al barrio de Los Barrios, valga la redundancia. El puente sobre el río Miera marca el inicio de la ascensión. |
Especificaciones: Carretera estrecha, sin señalización horizontal. Los primeros doscientos metros son de hormigón rayado, pero el resto está asfaltado. El firme del primer km es bueno, aunque se estropea un poco en el siguiente, con suelo muy rugoso, bastante descarnado en zonas y algún incipiente bache. En cualquier caso, para ascender no presenta mayor dificultad. Los tres km finales están en buen estado (verano de 2013). Sombras abundantes en los dos primeros km y ninguna de ahí al final. Tráfico inexistente, limitado a algún ganadero que suba a vigilar el ganado que campa a sus anchas por estos lares. Toda la ascensión se puede seguir en Street View. |
Fuentes: Solo hemos encontrado una, mediado el segundo km, junto a una casa de Calseca a la derecha. |
Descripción: Esta dura ruta, asfaltada hace no demasiado tiempo, ha sido una bendición para bastantes vecinos, especialmente los de Calseca. Y es que para complicar aún más las limitaciones que ya de por sí supone la enrevesada orografía cántabra, la propia geografía política, de espaldas en muchos casos al interés ciudadano, aporta un absurdo grano de arena en este rincón en particular. Resulta que Calseca es un enclave que pertenece al municipio de Ruesga, con capital en Riba, pero es una isla separada del núcleo principal del municipio, encontrándose por medio el de Arredondo. De este modo, para cualquier trámite municipal, los vecinos de este enclave tenían que dar un enorme rodeo de más de sesenta kilómetros para acceder a su ayuntamiento. Con esta nueva carretera, esa distancia se reduce a la cuarta parte. Aunque que a los vecinos les parezca una bendición, puede que a nuestras piernas no tanto. Quien piense que esta vertiente, más corta y con menor desnivel, es mucho menos dura que la opuesta, se va a llevar una sorpresa. Una ascensión con casi un 11% de media y algo más de cinco km no es demasiado habitual. En la península, se pueden contar con los dedos de una mano. Y si descontamos los quinientos metros finales que son una especie de falso llano, el coeficiente de dificultad aumentaría hasta los 227 puntos, bastante parejo al de la vertiente por Bustablado. Que conste que estáis avisados... Si comenzamos en Liérganes, antes de llegar al inicio de la ascensión nos habremos tenido que hacer los primeros 16 km, eso sí los más suaves, del mítico Portillo de Lunada. No vendrá mal para calentar, ya que habremos superado los 300 metros de desnivel, con el duro repecho de Linto por medio. Llegados al punto de inicio, el restaurante del camping puede ser una buena disculpa para un refrigerio antes de meternos en lo más duro de la subida. Y es que el primer km tiene más del 14% de media. Nada más cruzar el puente, comienza una fuerte rampa de hormigón rayado que dificulta aún más el avance. Pero esto no sirve de excusa para los puristas, porque apenas son 200 metros y vuelve el asfalto. Eso sí, habremos tenido que superar un máximo del 21% entre dos herraduras. Lo malo es que no vamos a tener ningún descanso, a no ser que consideremos descanso un 12% en algún punto. Encontraremos otra rampa de hasta el 21% antes de finalizar el primer km. Aquí debemos girar a la izquierda hacia Calseca (señalizado). Por la derecha seguiríamos hacia Valdició, otra durísima ascensión, aunque sin salida, por un paraje espectacular de praderías de montaña con multitud de cabañas y alguna casa aislada, amén de encontrarnos con uno de los hayedos más antiguos y mejor conservados de Cantabria. Siguiendo hacia Calseca, encontramos la zona más asequible, con pendientes medias por encima del 8%, pero sin superar el 13%, aunque el asfalto, muy irregular y rugoso, hace que la sensación de pendiente sea mayor. El terreno se va abriendo, mostrándonos el espléndido paisaje cántabro, con sus praderas, cabañas y casas aisladas. Junto a una de esas casas encontramos una fuente que puede servir de nueva disculpa para recuperar un poco el aliento. Nada más finalizar el tercer km, entramos en otro durísimo tramo de 1,7 km al 14% de media, más duro aún si hace sol, que apenas nos dejará disfrutar del paisaje que nos rodea. Por lo menos, el asfalto ha mejorado mucho, es la parte asfaltada más recientemente, algo que siempre ayuda. Eso sí, encontraremos algo de «asfalto inglés», no en vano el ganado campa a sus anchas por este su territorio y puede que nos lo encontremos en medio de la carretera. En el km 3,3 habremos tomado la precaución de seguir de frente cruzando un paso canadiense, sin tomar el cruce a la izquierda, más bien una herradura de la carretera, que solo lleva a un caserío. Hay altigrafías que indican un 21% finalizando este tramo duro, pero a nosotros solo nos dio entre el 18% y 19%. ¡Y decimos «solo», como si estas cifras fuesen de lo más normal…! Casi de improviso, llegamos a un suave descenso y un pequeño repecho que nos deja en la cima. Espléndido paisaje en todas direcciones.
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Mapa situación: |
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