Localización: Puerto situado en la sierra de Ayllón, entre Majaelrayo (Guadalajara) y Riaza (Segovia), su cima hace de límite fronterizo de ambas provincias. La ruta por la que haremos esta ascensión circula por la GU-186. |
Especificaciones: Esta GU-186, en sus primeros kilómetros, aún conserva algunos cortos tramos de hormigón, material con el que estaba rematada hasta su asfaltado en 2007. Su ancho oscila entre los 4 y 5 m. El tráfico es prácticamente inexistente, lo mismo que la presencia humana. Fauna salvaje sí que veremos y muy próxima a la carretera: perdices, corzos… |
Fuentes: No hemos visto ninguna, así que habrá que aprovisionarse bien en Majaelrayo, pues nos quedarán muchos kilómetros por delante sin poder abastecernos. |
Descripción: Para describir el puerto de la Quesera nos viene a la cabeza el comentario que hizo un amigo durante la ascensión de este bonito e irregular trazado: «el puerto de la Quesera sur me recuerda al mito clásico de Sísifo». Sísifo fue obligado a empujar una piedra enorme cuesta arriba por una ladera empinada, pero antes de que lograse alcanzar la cima de la colina, la piedra siempre rodaba hacia abajo, y el héroe griego tenía que empezar de nuevo desde el principio. Este duro castigo que sufrió Sísifo es lo más acertado que he oído para describir este puerto guadalajareño, en especial sus primeros 15 km.
Salimos del bonito y perdido pueblo de Majaelrayo a través de una alfombra estrecha de asfalto aún nuevo y sin vestigio de las duras condiciones climáticas que esta región sufre en los largos y normalmente nevados inviernos. Poco después ya nos vendrán a la cabeza las desventuras del personaje que hoy le hemos cogido prestado a Homero para que nos acompañe. Alguna inclinada bajada en pocos instantes nos dejará a la misma altitud que tanto nos había costado abandonar «para otra vez empujar la pesada piedra». Como muestra, reseñar que tras poco más de 17 km de duro camino y después de haber superado varias rampas hormigonadas por encima del 12%, alguna incluso llegando al 18%, apenas habremos ganado 100 m de altitud. La combinación de estos tramos de duro ascenso con descensos igual de pronunciados, hace de nuestro avance un continuo abanico de toboganes ideales para que la pesada piedra ruede de nuevo hasta abajo una y otra vez… Y como en el mito clásico, empezar de nuevo a subir la pesada piedra hacia la cima. El duro castigo nunca debe impedirnos admirar el magnífico entorno. En un principio es bastante abierto, las encinas, pequeños y duros robles azotados por el frío y el viento, sotobosque y diferentes formaciones rocosas, nos van acompañando de manera aislada en un inmenso horizonte montañoso, y detrás… siempre la mirada impertérrita del majestuoso Ocejón. Desde un principio la carretera está asegurada con quitamiedos forrados de madera, lo que unido al reciente y negro asfalto y a la grandeza de la Sierra del Robledal, hacen una combinación ya de por sí bella para los ojos de un cicloturista decidido a afrontar una bonita ascensión que nos permite admirar, a medida que ganamos altura, el colorido que ofrecen las hayas y robles, entre piornos y pinos resineros. Por ello esta ruta es muy recomendable para los meses de otoño cuando las hojas inundan de colores las ya frías montañas. Después de la última bajada, entraremos en una especie de desfiladero con unos espolones de roca espectaculares y compartiremos trayecto durante unos metros con el bello río Jaramilla. En esta zona el aire frío te hace de nuevo recordar la dura carga que nuestro «amigo» aún tiene que llevar hasta la cima, ya muy cerca de los límites de la provincia de Guadalajara con la segoviana. En ese tramo final de 8 km nuestro avance será más continuo y ya no perderemos altura hasta coronar. En un principio nos encontraremos con un tramo bastante suave entre pinos, de formas duras, irregulares, azotados por el viento y el frío. Llegaremos a un cruce con una pista forestal, que por tierra nos enlaza con la cima del Alto de Peñalba. También veremos una explanada, siempre con vestigios de troncos arrastrados allí como consecuencia de la exploración forestal y la limpieza de los bosques. Luego, una curva de herradura da paso a la parte más regular de toda la subida: una larga recta en torno al 7 %, nos deja en otra curva, esta vez de vaguada, que nos ofrece, para nuestro deleite, un espectacular paisaje montañoso, en el que ya podremos adivinar el final de nuestra aventura. Desde aquí poco más de 4 km entre grandes cumbres cercanas a los 2000 m, formaciones rocosas y masas boscosas de pinos negros que claramente proceden de la reforestación humana, y con una pendiente bastante constante en torno al 5%, coronaremos en el collado, poco antes de llegar al enorme cartel que separa a dos provincias y a dos comunidades autónomas. El horizonte se hace ahora grandioso y bello: bien merece parar unos minutos para respirar fuerte y deleitarse en un majestuoso entorno natural. Un postrer recuerdo en la cumbre para el viejo Sísifo que aún y para siempre debe de estar arrastrando su pesada carga, mientras nosotros hemos disfrutado de una magnifica experiencia. |
Mapa situación: |
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