ALICANTE GARGA, COLL DE
Orba
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Altitud: 765 m Distancia: 9,95 km Desnivel: 612 m Pendiente Media: 6,16 % Coeficiente: 121
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COLORES RAMPAS

AT13
Garga, Coll de






Localización: En una rotonda a la salida de Orba nos dirigimos por la CV-718 en dirección a Vall de Laguar. En 1 km, en un puente sobre el Barranc de Fontilles, se inicia nuestra ascensión, que en el cruce con la que viene de Pego entra en la CV-721.
Especificaciones: Carretera muy buena y ancha hasta Benimaurell, donde se estrecha mucho al paso del pueblo entre fuertes rampas y continúa así hasta coronar. Alguna sombra al inicio y poco tráfico salvo fines de semana con buen tiempo.
Fuentes: Varias al paso por los pueblos y otras en áreas recreativas. Todas se ven claramente.
Descripción: Estamos en Orba, localidad orgullosa de su pasado morisco incluso en su propio nombre, que parece derivar del topónimo Ur-Obia, es decir, "lugar de donde mana agua desde la montaña". Ciertamente aparece rodeada de montañas y hacia ellas nos va a conducir la ascensión a este collado alicantino.
Para ello nos adentraremos en la Vall de Laguar, por donde transitará toda nuestra ruta. Hoy en día este valle es un único municipio que se compone de tres pueblos que hace siglos eran independientes, pero que la geografía y el destino han acabado por unir. Y como los recorreremos de abajo a arriba, sus antiguos nombres serán más fáciles de retener en la memoria que los actuales. Así el primero de ellos, Campell, era el Poble de Baix, de trazado longitudinal sobre un cerro, y paso obligado a quien quisiera llegar a Fleix, antes Poble d’Enmig, el menos poblado de los tres, pero donde se ubica el ayuntamiento.
La carretera va remontando la ladera de la sierra del Penyal (o del Peñón) y nos va brindando unas preciosas vistas sobre su opuesta sierra de la Carrasca, separadas ambas por la “catedral del senderismo” de la Marina Alta, el Barranc de l’Infern. Y así llegaremos, sin grandes agobios en forma de rampas, al Poble de Dalt, Benimaurell, de donde parten los montañeros que quieren subirse a la silla del Cavall Verd, la impresionante montaña que fue uno de los últimos reductos de la resistencia morisca del antiguo Reino de Valencia frente a las tropas del rey Felipe III, cuando todos ellos fueron expulsados en 1609.
De la historia de los supervivientes que se refugiaron en la sierra proviene la leyenda, según la cual la montaña evoca la figura legendaria de la silla de montar del caballo verde que los moriscos esperaban, sin éxito, para salvarse de la expulsión. Cuentan que, desesperados, subieron a la silla del Cavall y desde allí otearon el horizonte, con la esperanza de que llegara por lontananza el caballo volador venido de Oriente. Por desgracia, la esperanza “verde” no llegó jamás, y los moriscos, antes que entregarse, se arrojaron por el inmenso precipicio.
No es esa nuestra intención, pero sí que las pasaremos canutas si no llegamos con las energías necesarias para afrontar la segunda parte del puerto que se inicia al paso por ese último pueblo, ya con continuas rampas de doble dígito. Las terrazas que pueblan la ladera de la montaña nos dejarán disfrutar del maravilloso espectáculo de la floración de los cerezos en la Vall de Laguar si pasamos por allí en el momento propicio; o de robar alguna, sin pasarse, cuando el fruto nos tiente al tenerlo tan a mano.
Un par de herraduras y alguna casa de labor irán completando el entorno mágico y silencioso en el que nos hallamos. Y en la cima, la Venta del Collao, nos vendrá de maravilla para reponer las fuerzas gastadas en el empeño. Aunque es posible que nos pase como a los moriscos del valle, que nuestras esperanzas se vean frustradas al no encontrar sitio donde sentarnos a tomar algo, ya que es lugar habitual de reunión de montañeros tras sus paseos de fin de semana por tan grandiosos escenarios.
Mapa situación:

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