PIRINEOS |
TOURMALET Ste. Marie de Campan |
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Altitud: 2115 m | Distancia: 16,97 km | Desnivel: 1264 m | Pendiente Media: 7,4 % | Coeficiente: 316 |
Localización: Es la D-935 que une el valle de Campan con la preciosa villa turística de Luz-St-Sauveur. | ||
Especificaciones: Carretera en perfectas condiciones de asfalto y con señalización horizontal: conviene destacar la existencia de carteles indicativos de la altitud y la pendiente media de cada kilómetro. Las sombras desaparecen poco antes de llegar a La Mongie y el tráfico es abundante los fines de semana de cualquier época del año. La nieve obliga a cerrar el paso por el alto durante varios meses en temporada invernal. | ||
Fuentes: Una de las más conocidas de los cicloturistas de todo el mundo: la que se halla junto a la iglesia de Ste. Marie de Campan. No os olvidéis de seguir las tradiciones. | ||
Descripción: Si hay un puerto de fama mundial en el mundo de la bicicleta es éste que ahora comentamos. Lleva entre sus letras el nombre del Tour incluido, como queriendo indicar que no existiría la Grande Boucle sin su presencia en la carrera francesa. Desde la primera ascensión, hoy legendaria, que se conmemora en el monumento del alto a Octave Lapize, todos los cicloturistas que se precien han acudido, no una sino innumerables veces, a hollar esa cima donde se concentran todas las esencias de la "locura de las cumbres" que a tantos nos afecta. Ni los Lagos o el Angliru en España, ni el Stelvio o el Mortirolo en Italia, ninguno: sólo el Tourmalet es el puerto que todos, hasta los más profanos, mitifican. Puedes hacer la prueba: dí a algún conocido de manifiesta incultura ciclista que has subido a cualquiera de los otros y después háblale del coloso pirenaico: sólo con oir ese nombre mítico se quedará extasiado de tus proezas bicicleteras. Y tú y yo sabemos que no es el más duro ni el más bello de los que hemos ascendido a lo largo de nuestra dilatada vida a lomos del corcel metálico: pero es el Tourmalet. Ahí es nada. Tradicionalmente se suele considerar la localidad de Ste. Marie de Campan como el inicio de este gran puerto, porque en esa bella localidad desemboca el descenso del Aspin, con el que suele encadenarse en multitud de pruebas, y porque además la parada en su célebre fuente constituye un auténtico ritual del cicloturismo. Verdad es que la pendiente empieza a notarse desde el mismo Campan, cabeza de la comarca, ya que desde ese punto se van acumulando sucesivos kilómetros cercanos al 3% y con rampas sueltas de cierta entidad, incluso una al 10% justo en la entrada de Sainte Marie. No es mucho, pero… se nota. La tónica de kilómetros en ligero ascenso, prácticamente falso llano con rampas intercaladas, se mantiene ininterrumpida hasta Gripp, pueblo que atravesamos con serias advertencias en nuestros músculos de que la cosa se ha puesto seria. Desde ese punto las rampas no van a bajar en ningún momento del 8% y cuando estemos en esa cifra es que nos hallamos en una zona de descanso. Entramos en zona sombreada que facilita nuestro esfuerzo y atravesamos el primer túnel que nos sale al paso. El trazado, bastante rectilíneo, con el valle a la izquierda, nos va aproximando a Artigues, donde un bar se nos ofrece tentador para detener nuestra cada vez más pausada marcha. Después vencemos la primera herradura, que supone un cambio de perspectiva para entretener nuestra vista, y la pendiente media se va acentuando casi imperceptiblemente pero sin descanso a medida que vamos descubriendo allí en lo alto la estación de La Mongie. Se acaban las sombras y las galerías antiavalanchas apenas nos sirven de consuelo en los días en que el Astro Rey se pone en nuestra contra. Y ahora sí: miramos adelante y vemos cómo el rosario interminable de ciclistas que nos anteceden va perdiendo sus cuentas una a una para convertirse en vulgares peatones que se empeñan en coronar a cualquier precio. Mejor no pensar en lo que aún nos falta. Si conseguimos superar esas rampas al 12% y vencer tres kilómetros de tremenda exigencia habremos llegado al entorno bullicioso y alegre de la estación citada: con lo fácil que se accede en coche a este lugar para disfrutar de la nieve... Pues ya que estamos aquí, armémonos de valor y...adelante, hasta donde lleguemos. Un curioso edificio complejo en forma piramidal nos despide ante el camino definitivo a la Gloria o...al fracaso. Sólo nos quedan tres mil eternos metros, que sufriremos uno a uno, pero la vista del collado nos sirve de estímulo para continuar pedaleando. No debemos asustarnos porque el citado rosario cicloturista siga perdiendo cuentas: nosotros no seremos una de ellas. Vamos allá: una herradura, otra, otra más, la última y ya parece que lo hemos logrado. Cuidado: estamos en el tramo más duro de toda la ascensión en que las rampas no bajan del 10% y la última, como de descabello final, alcanza un, a estas alturas, terrorífico 13%. Si vemos que no vamos a poder superar esos 50 m. finales siempre estaremos a tiempo de detenernos a contemplar el paisaje impresionante que tenemos a nuestros pies, desde el mirador que queda a la derecha. Disimulamos...¡qué maravilla!¡qué satisfacción!¡qué...! y, sin prisas, ya repuestos, coronamos junto al monumento al Tour. Monumento el que hemos merecido nosotros en las últimas horas. Porque han sido horas, ¿verdad? | ||
Mapa situación: | ||
Vídeo: |
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