Altigrafía y comentarios enviados por:
Josemi Ochoa

Localización: Dejamos la BI-636 al paso por el barrio de Castrejana, cruzando al otro lado del río Cadagua por el conocido como Puente de las Brujas o del Diablo. Al final del mismo hay un cruce a la izquierda, señalizado hacia Santa Águeda.

Mapa de situación y detalle.

Especificaciones: Carretera muy estrecha, sin señalización horizontal, pero asfaltada en buenas condiciones. Sombras casi continuas, excepto en los doscientos metros finales. Tráfico casi inexistente.

Fuentes: Una en el inicio, en un parquecillo a la derecha y otra justo al final, también a la derecha.

Comentario: El puente antes comentado, que conduce al inicio de la ascensión, forma parte del Camino de Santiago por la costa, al igual que la ermita de Santa Águeda a la cual nos dirigimos. Puente construido a finales de S.XIV o principios del XV y que formaba parte también del Camino Real que unía Bilbao y Castilla a través del Valle de Mena. El sobrenombre de “las Brujas” o “del Diablo” se debe a leyendas populares sin fundamento alguno.
En más de una ocasión hemos comentado que no somos partidarios de publicar ascensiones tan cortas, pero este “muro”, su asfalto perfecto y el hecho de que sea puerto de paso, bien merece una excepción. Ya desde el inicio nos situamos por encima del 12% y al de cincuenta metros debemos girar a la derecha para cruzar un paso a nivel al que sigue un corto “parche” de hormigón rayado, antes de continuar por asfalto en muy buen estado. Un buen firme que ayuda a sobrellevar las tremendas rampas a las que nos vamos a enfrentar. En apenas un cuarto de km llegamos a la primera herradura y la pendiente disminuye hasta un 6%. Mas vale que nadie se confíe y aproveche este tramo para recuperar un poco el pulso, algo alterado por la primera rampa que hemos dejado atrás. Apenas son cien metros hasta la segunda herradura, donde realmente comienza el “infierno”. Serán 700 metros a casi el 17% de pendiente media, que comienzan en la misma herradura superando el 20%. A mitad del tramo tenemos un respiro de otros cien metros al 11%, respiro que luego pagamos porque le sigue un tramo de trescientos metros al 18%. Duro, realmente duro. Algunos hablan de pendientes por encima del 25%, algo que no existe salvo en el interior de alguna herradura. El máximo lo ciframos en un 21%, que ya está bien. Aunque al menos tenemos una ventaja: la carretera es tan sinuosa que apenas vemos veinte metros por delante de nosotros. Y casi de improviso, si levantamos un poco la vista, vemos los muros de la parte trasera de la ermita, con lo que sabemos que nuestro sufrimiento está a punto de terminar. Solo queda descender por la otra vertiente, mucho más llevadera, hacia el baracaldés barrio de Cruces.
Por último, perdonad que hayamos tirado de imágenes de Street View, pero el día que lo ascendimos se nos olvidó la cámara.