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Josemi Ochoa

Localización: En la N-611, en el puerto de Pozazal, cogemos la CA-272 hacia Polientes. Tres kilómetros después hay un cruce señalizado hacia Aldea de Ebro. Solo hay que seguir las indicaciones hacia esa localidad. La ascensión se inicia en el puente sobre el Ebro, poco antes de llegar a ella.

Especificaciones: Carretera estrecha, sin señalización y asfaltada con firme aceptable. Solo hay sombras en los tres primeros kilómetros y no nos encontramos con un solo vehículo circulando en todo el recorrido, lo que da idea de lo recóndita y deshabitada que es esta zona.

Fuentes: Una en la plaza de Aldea de Ebro.

Comentario: Estamos en una de las zonas menos pobladas de Cantabria, en su parte más sureña, concretamente en el municipio de Valdeprado del Río, una especie de cuña que se adentra en la provincia de Burgos. Pocos ciclistas se aventurarán por estos andurriales tan apartados. Y aunque hicimos el recorrido en solitario, es algo que, visto lo visto, no lo recomendamos, ya que en la mayor parte del trayecto no existe cobertura telefónica por lo que nos quedamos incomunicados en caso de una emergencia. Una simple avería irreparable nos obligará a una buena caminata o a esperar a ver si hay suerte y aparece algún vehículo. Pero hecha esta salvedad es una gozada meterse por estos apartados lugares. Aunque en verano acude gente a pasar las vacaciones, la población censada en las tres aldeas por las que pasamos, Aldea de Ebro, Mediadoro y Bustidoño, apenas supera los treinta vecinos en total. Resaltar que en Aldea de Ebro podemos encontrar uno de los vestigios románicos más llamativos de la comarca de Campoo, la iglesia de San Juan Bautista con su original y llamativa espadaña separada de ella.
En una visión global estamos ante una ascensión no demasiado dura. El repecho más serio lo encontramos al inicio, al paso por Aldea. La rampa más fuerte está justo antes de llegar a la plaza del pueblo y alcanza un 13% de pendiente. Luego solo llegaremos al 10% en tres puntos muy localizados. Si aprieta el sol, el tramo más duro es el kilómetro al 7,5% de pendiente media antes de llegar a Mediadoro, aldea que dejamos a la derecha, donde no encontramos ni una sombra. Kilómetro y medio de descenso y otro tanto de ascenso antes de llegar a un tramo llano que nos deja en Bustidoño. Unos metros después entramos en Burgos y en un bonito pinar donde finaliza la ascensión. Merece la pena descender por la otra vertiente y admirar las caprichosas formas de las rocas erosionadas en la falda del Monte Hijedo. Luego, desde Santa Gadea de Alfoz, descender hacia Arija, bordear el embalse hasta Arroyo y volver al punto de origen ascendiendo por el Santuario de Montesclaros. Un recorrido circular de unos 50 km.