Especificaciones: Carretera en perfecto estado, con señalización vertical y horizontal y un arcén estrecho, aunque ciclable. Sin sombras en todo el camino. Suele haber tráfico, aunque no excesivamente voluminoso. Hay que tener en cuenta el viento, pues puede ser peligroso cuando sopla con fuerza o simplemente suponernos un sofocón extra cuando lo hace de cara.
|
Comentario: Nos hallamos nuevamente ante un paso montañoso histórico, como demuestran los hallazgos en sus alrededores de una serie de sepulcros megalíticos con ajuar, que se fechan en torno al año 3000 a. C., y que pertenecerían probablemente a pastores que conducían el ganado desde la depresión de Ronda al valle del Genal; o ya en fecha más tardía los restos de un camino medieval –para algunos estudiosos son romanos- y cuyo trazado coincide, en cualquier caso, con la vía romana que unía Carteia (San Roque) con Acinipo (Ronda la Vieja). Este papel de comunicación que ha caracterizado el puerto a lo largo de los siglos va a continuar hasta nuestros días y fue, de hecho, la vía por la que los viajeros románticos descubrieron Ronda y la mostraron al mundo entero, entre leyendas fantásticas y literatura poética. Y del romanticismo de las calles de Ronda partimos, por suaves rampas, hasta nuestro objetivo. Una extraña y sobrecogedora sensación se irá apoderando de nosotros a media que dejamos atrás el pueblo y vamos fijando nuestra vista en las montañas que nos rodean: estamos en el reino indiscutible de la roca caliza. Blancos riscos por doquier se elevan, muros naturales, frente a nosotros confiriendole sentido completo al concepto de escalada. Sin excesivas dificultades alcanzamos el mirador del Pino que nos obsequia con unas excelentes panorámicas sobre el páramo rondeño, la propia ciudad y las montañas que la circundan y protegen; por unos momentos también nosotros nos sentimos como esos viajeros del siglo XVIII. Pero no vamos a detener nuestra marcha por más tiempo y continuamos nuestro ascenso hasta un primer altillo donde la carretera nos ofrece un grato respiro en forma de bajada. Después del descenso emprendemos una subida que, si bien en un principio es suave, pronto va a exigirnos el máximo esfuerzo: estamos en el que resulta el tramo más duro del puerto, el intermedio. Serán sólo dos kilómetros, pero la pendiente alcanzará el 11 % y esos dos dígitos los notan, y de qué manera, nuestras piernas. Recemos para que el viento nos sople a favor... Por fortuna se trata, como hemos dicho, de un par de kilómetros, por lo que nuestro sufrimiento será breve. Al punto llegamos a una zona más suave y abandonamos a nuestra izquierda el cruce que conduce a Alpandeire por el puerto de los Perdigones. Poco nos queda ya para concluir nuestra ascensión: coronamos la zona más alta del puerto sin dificultades, bajamos un tramo y un último repecho nos deja junto al cartel de este Puerto de Encinas Borrachas. Queremos concluir con dos curiosidades más sobre el puerto. En primer lugar dando cuenta de su curioso nombre, Encinas Borrachas, que parece responder a la antigua existencia en el lugar de un encinar, hoy desaparecido por la mano del hombre, cuyas encinas, probablemente por efecto del viento, se inclinaban dobladas –como borrachas- hacia un lado o bien a que –lo dejamos a elección del lector- el viajante llegaba a su cima tan mareado por las curvas que veía las encinas tambalearse; en segundo lugar hay que explicar por qué motivo la cima del puerto no está en la parte más alta como suele ser hatitual, sino un poco más abajo. Pues bien, parece que la antigua vía hasta Acinipo, situada al Noroeste de Arunda (Ronda), seguía un trazado distinto al actual, de modo que al coronar el puerto continuaba recto por el llamado llano de Encinas Borrachas, mientras que en la actualidad la carretera realiza un giro a la derecha y sigue subiendo un leve tramo, para después girar a la izquierda y descender hasta Ronda. Así pues, el cartel lo encontramos donde por su historia milenaria debe estar.
Fotos: Larga recta de salida en Ronda...
Hasta que la abandonamos:
Hermosa vista de la ciudad desde el “mirador del Pino”:
Saliendo del mirador, a medio km. del primer descansillo:
El tramo intermedio y más duro del puerto:
Pronto acabaremos este tramo de algo más de dos km.
Como se puede apreciar disfrutaremos de un buen arcén durante toda la ascensión:
Afrontando el último descansillo:
Un vistazo hacia atrás para contemplar el roquedal circundante:
A nuestra izquierda atisbamos la Sierra Crestellina y, tras ella, se intuyen el mar y las costas africanas:
Último y suave repecho, con el llano de Encinas Borrachas detrás:
Y la foto de rigor:
|