Comentario: Cortito pero matón. Así podríamos definir el puerto de la Cruz de Zambonia, una subida con algo más de 6 km., pero cuyos cuatro primeros pueden considerarse una pequeña emboscada si nuestros compañeros de ruta nos cogen desprevenidos.
Comienza la subida con un par de herraduras consecutivas y pronto la pendiente se sitúa por encima del 6% en todo momento y con picos superiores al 10%. Nos adentramos en una preciosa dehesa en la que las lomas se irán escarpando a medida que avancemos en nuestro pedalear.
A menos que hayamos realizado un calentamiento en condiciones, estas primeras estribaciones se nos atragantarán a buen seguro y, sobre todo, cuando a medida que vamos trazando curvas y afrontando cortas rectas, notamos cómo la pendiente no cede en ningún momento y observamos también cómo, a lo lejos, la carretera sigue subiendo encaramada a la montaña.
Afortunadamente, tras un km. por encima del 7%, los terceros mil metros de ascenso nos conceden una pequeña tregua propiciada por la sucesión de cuatro preciosas herraduras.
Precisamente tras la cuarta vuelve a incrementarse paulatinamente la pendiente hasta situarse entre el 7% y el 8% para acabar cediendo justo al coronarse un primer altillo que no hay que confundir con la cima del puerto.
Entre tanto hacia el noroeste podemos observar en primer término la Sierra del Tablón en la provincia de Sevilla y es que estamos en una zona limítrofe con la provincia de Sevilla y con la de Málaga.
Después de éste altillo un tramo llano da paso a una leve bajada y, posteriormente, volvemos a iniciar un último trecho de subida que, en un principio suavemente y al final con unas rampas más dignas de consideración, termina por situarnos en la cima del puerto a 773 m. de altitud.
Fotos:
Comenzamos la subida junto a esta hacienda:
Las primeras rampas nos obligan ya a ponernos de pie sobre nuestros pedales:
En segundo plano asoma la Sierra del Tablón:
Después del giro a la izquierda encaramos rumbo hacia el primer y aún lejano altillo:
Siempre nos gusta mirar atrás de vez en cuando para comprobar por dónde hemos ascendido:
Y también al frente para comprobar lo que tenemos que afrontar de inmediato:
Nos acercamos hacia esa montaña con forma piramidal que hace rato ha captado nuestra atención:
A lo lejos vemos la carretera rayando la ladera de la montaña:
Y nos adentramos en la zona de herraduras en las faldas de la “pirámide” montañosa:
Se trata de una preciosa sucesión de curvas enlazadas:
Al salir de las paellas aún nos queda faena:
Aunque no podemos evitar deleitarnos con tanto culebreo:
Continuamos la marcha:
Y llegamos al primer altillo:
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