Altigrafía y comentarios enviados por:
Miguel Baeza y Martín Cerván

Localización: Comenzamos la ascensión en la A-3102, en el puente sobre el arroyo Tamajal, dirección a El Pedroso. Así, cuando conectemos con la A-432, debemos girar a la izquierda. Como población de referencia para la salida tomamos Castilblanco de los Arroyos.

Especificaciones: Hasta el cruce la carretera cuenta con poco tráfico, a excepción de los camiones que transitan para la obra del embalse de Melonares. Es estado de la carretera deja mucho que desear, no obstante, aunque cuenta con buena señalización. A partir del cruce la cosa cambia. El asfalto está impecable, aunque el “arcén” se antoja insuficiente incluso para una bici y aquí hay que tener más cuidado con el tráfico, porque suelen pasar más coches. La señalización, tanto vertical como horizontal, es perfecta. La ausencia de sombras es total a lo largo de la subida.

Fuentes: Inexistentes. Si pasamos por Castilblanco, deberíamos surtirnos de agua allí.

Comentario: Si nos disponemos a ir en nuestra bici hacia El Pedroso partiendo o pasando por Castilblanco de los Arroyos nos llevaremos varias gratas sorpresas: en primer lugar que salimos en un descenso leve que nos sitúa al pie de los Melonares; en segundo que el ascenso de los Melonares por esta vertiente cuenta con poco más de un km; en tercer y último lugar, que descendemos los cinco km. de la vertiente dura del “coloso” hispalense.
Hasta aquí podemos pensar que nuestro camino será un cómodo paseo… pero no todo el monte es orégano. Terminado el descenso y atravesado el puente sobre el río Viar, comienzan una serie de repechos que van a acabar por convertirse en una larga ascensión poco después del arroyo Tamajal.
Lo cierto es que la primera parte puede resultar, si el calor no lo impide, bastante llevadera, con curvitas y algún repecho que alcanza el 8%, además de contar con abundante vegetación a uno y otro lado de la calzada.
La cosa se pone un poco más fea cuando tomamos el giro a la izquierda en el cruce. A partir de aquí la carretera mejora, sí, pero también se empina en una larguísima recta. Aunque el asfalto está perfecto, notamos cómo nos cuesta dar pedales y cómo la bici no avanza por más que empujamos.
Poco ayuda mirar al frente para comprobar cuándo se acaba la maldita recta, tan sólo nos queda echar la vista al suelo y seguir a lo nuestro.
La gracia que tiene la cuestecita es que, cuando ya nos parece que ha terminado, aún quedan más de tres kilómetros. Sí, como suena.
A esto, ya estamos inmersos de lleno en la Sierra Norte y no sólo lo notamos por el relieve montañoso, sino también por su típica vegetación de dehesa y bosque mediterráneo (en ocasiones acompañada de eucaliptos y pinos).
Como íbamos diciendo, en el km. 4,5 un primer altillo nos deja pensando que ya está todo hecho, sobre todo cuando vemos un tramito llano… pero nada. Más bien falso llano, porque la carretera sigue subiendo a repechos sin apenas descenso que acaban por dejarnos en un último km. prácticamente llano donde damos por finalizado este ascenso que, si no excesivamente duro, sí que acaba haciéndose algo pesado.

El arroyo Tamajal, inicio de esta variante de la subida a las Jarillas:


El firme deja mucho que desear:


En el segundo kilómetro las rampas alcanzan una máxima del 8,5%:


Llegamos al cruce... hay que girar a la izquierda para seguir subiendo:


A partir del cruce la carretera mejora, contando con tres carriles en algunos momentos:


El antiguo puente de la carretera vieja:


Si bien es cierto que mejora el asfalto, también lo es que la pendiente es mayor...


Con unos dos kilómetros cercanos al 7%, como bien indica si nos disponemos a descenderlos:


A partir de este momento continuamos con un falso llano siempre ascendente:


Vamos coronando sucesivos altillos que están siempre más altos que el inmediatamente anterior:


Casi sin percatarnos hemos ganado una altura considerable, teniendo en cuenta el entorno en que estamos, por supuesto:


Finalmente coronamos a poco menos de 380 m. de altitud: