Altigrafía y comentarios enviados por:
Miguel Baeza y Martín Cerván

Localización: El puerto comienza en el cruce de la MA-445, carretera que une El Burgo con Casarabonela, con la MA-446, que llega hasta Ardales.

Especificaciones: La carretera deja mucho que desear desde el inicio, encontrándose en mal estado hasta que quedan un par de km. para coronar. Es entonces precisamente cuando también aparece la señalización horizontal en los laterales.
El ancho de la carretera fluctúa entre los 4 m. en tramos del inicio y los 5 m. en el final, pero no mucho más.
El tráfico es muy escaso, aunque hay que tomar precauciones con los vehículos rurales. Las sombras, inexistentes.

Fuentes: A un km. de coronar existe una fuente, aunque ignoramos si presta buen servicio. En cualquier caso en Casarabonela hay un par de ellas.

Comentario: Al ascender esta preciosidad de puerto -cuyo collado se sitúa entre las Sierras de Alcaparaín y la Prieta- parece que nos transportamos gracias a la espectacularidad de sus paisajes a la mismísima cordillera alpina o a los famosos Dolomitas. Quizás exageremos al establecer esta comparación, pero no crean que nos puede el amor patrio, sino que ello se debe, principalmente, a las moles rocosas que descuellan a uno y otro lado de la ascensión y al florido manto verde que tapiza las laderas durante la primavera.
Por lo demás, tampoco se trata de un puerto excesivamente duro, más bien lo contrario, siempre y cuando el viento no sople contra nuestra marcha, pues, en ese caso, la subida puede parecernos una auténtica pared, a lo que además contribuye un asfalto más que rugoso.
Un olivar nos da la bienvenida en el cruce con la carretera de El Burgo a Ardales, aunque después aparecerán algunos almendros. En una larga recta comienza a picar poco a poco la carretera, si bien estos primeros km. no esconden mayor dificultad que alguna rampa suelta al 10% al pasar junto a un cortijo.
Al poco comenzamos un tramo de descenso y, de seguido, casi un km. de falso llano. En efecto, esta vertiente es muy irregular, alternando descansos y ascensos que, a partir del cuarto km., serán de fuerte pendiente en bastantes ocasiones.
No es atrevido afirmar que los km. 5, 6 y 7 constituyen una auténtica encerrona. Continuas rampas de dos dígitos que alcanzan incluso el 17% nos destrozarán las piernas, si no engranamos la multiplicación correcta. Y, para mayor gozo del buen “loco de las cumbres”, estas fuertes rampas coinciden con la parte más espectacular del puerto: los riscos de la Sierra Prieta rasgando el cielo de la Serranía.
Poco a poco vamos encarando la dirección hacia el collado, collado que ya hemos tenido ocasión de atisbar en varias ocasiones. Aquí, cuando el viento sopla, se forma una especie de embudo natural que redobla la potencia del mismo y que puede hacer de los kilómetros finales un sufrido calvario, tan sólo aliviado por los brevísimos descansillos que nos dispensa la subida.
Ya arriba tomamos aire y nos disponemos a descender hasta Casarabonela, localidad de belleza sin igual y de visita obligada y, al instante, nos introducimos en un joven pinar.

Larga recta de inicio en el cruce de Casarabonela:


Primavera en la Serranía de Ronda:


Tras de nosotros la Sierra de Alcaparaín:


Al frente, la Sierra Prieta:


Rampa máxima al 10 % poco antes de iniciar un corto descenso:




Aparecen los primeros almendros. Las rocas de la Sierra Prieta nos impresionan:


Después del falso llano, aparecen las rampas de entidad:




Al salir de la curva de herradura un nuevo descansillo…


Pero pronto la carretera vuelve a empinarse:


Otro respiro y pasamos a afrontar los metros de mayor dificultad:


Afrontamos un km. al 8% de media:


Y máximas del 17%:




Nos impresiona la prominencia rocosa de la sierra:


Tomamos rumbo fijo hacia el collado:


El final, con viento de cara, se nos hace largo:


Descansillos y fuertes rampas se suceden…


Hasta que coronamos el puerto con una panorámica inolvidable: