Comentario: Entre las múltiples opciones que nos ofrece el Valle del Genal habrá que añadir muy pronto el ascenso a este puerto de El Colmenar, puerto que cuenta por sus dos vertientes con tramos de asfalto bastante deteriorados e incluso de terrizo y que, según parece, será reasfaltado para uso de los lugareños y deleite de los “locos de las cumbres”.
Comenzamos a ascender en la Venta San Juan, harto conocida ya por ser inicio también del Puerto del Espino y del Puerto de Peñas Blancas. Precisamente los primeros 4,5 km. coinciden con este último en su vertiente de Jubrique.
Tras unos dos primeros kilómetros siempre entre curvas que nos sirven para salir de las calurosas profundidades del valle –se agradece la sombra proporcionada por pinos y encinas-, la carretera nos va a conceder una tregua en su pendiente en los dos siguientes. Transitamos entre ramblas, cambiando nuestra dirección de Norte a Sur, por lo que veremos la carretera a la derecha, por encima de nuestras cabezas primero, y luego por debajo.
Pero hasta que no nos desviemos hacia Júzcar, no nos toparemos con lo verdaderamente serio de este precioso puerto. Es en este punto donde comenzamos un tramo de subida muy exigente con varias herraduras que se enlazan a la par que la carretera se estrecha y se empina. De una curva a otra la panorámica cambia: hacia el Oeste, Benarrabá y Algatocín; hacia el Este, Jubrique, próximo ya a nuestras pedaladas.
Junto a la ermita del Chorrillo coronamos este durísimo tramo y un falso llano nos deja a las puertas del barrio alto de Jubrique. Mejor será que no se nos ocurra bajar por las calles del pueblo porque, a simple vista, tienen pinta de ser auténticas paredes.
Al llegar al pueblo, nos topamos con una bifurcación que tomamos por la izquierda para seguir ascendiendo un corto tramo por sus calles. Desde la carretera observamos no sin asombro la estructura árabe cuasi incorrupta de Jubrique desprendido ladera abajo, como desparramándose por la montaña. Fue famoso el pueblo antaño por sus mostos y sus anises, hasta que la filoxera acabó con las vides. De su pasado enológico se conservan hoy día multitud de bodegas caseras y lagares.
Una herradura a izquierdas pone fin a la travesía y unos metros más tarde la carretera torna pista reapareciendo de modo intermitente el asfalto. Las rampas ya desde el pueblo se han vuelto exigentes de nuevo y se mantendrán así durante un km. más con el agravante del estado del firme.
Los castaños aparecen ahora para ofrecernos su sombra y, cuando se nos presenta algún claro, aprovechamos para contemplar Algatocín y Benalauría encaramados en la ladera opuesta a la que nos encontramos.
Una rampa al 15% nos deja junto a una finca y una fuente –seca, por lo menos así lo está en verano-, lugar en que alcanzamos un largo tramo de falso llano muy curvoso, siempre entre castaños. Aunque por momentos retomamos la subida, la tendencia durante casi un km. es descendente, hasta llegar a una vaguada a izquierdas. Es a apartir de este momento cuando encaramos los últimos 700 m. de ascenso y vuelven las rampas duras hasta coronar. Ya en la cima, hacia el Norte, nos deleitamos con las vistas de los riscos de Cartajima y Parauta y la Sierra de las Nieves.
Para terminar, sólo comentar que, mientras no arreglen la carretera, el descenso, por el estado y las características de la misma, ha de ser muy precavido ¡Ah!, y ojo con las abejas, que cumplen honores con el nombre del puerto.
Fotos:
Puente sobre el Genal y empezamos:
Durante los primeros km. la carretera es la del puerto de Peñas Blancas:
Pronto ganamos altura y visión sobre el valle. El pueblo es Benarrabá:
Hemos subido un buen trecho. Ahora el fondo lo ocupa Algatocín:
Como en el vecino puerto del Espino, algunos tramos han sido reasfaltados recientemente:
Después de unos kilómetros de tregua, la carretera vuelve a empinarse:
Ya tenemos Jubrique a la vista:
Pero antes de llegar nos desviamos hacia el barrio alto:
La carretera se estrecha y el firme empeora:
Y empiezan las herraduras y las rampas de entidad:
750 m. a más del 11,5%
Máximas superiores al 20%:
Por suerte, las sucesión de herraduras nos tiene entretenidos:
Al llegar junto a la ermita del Chorrillo, la cosa se tranquiliza:
Desde el falso llano anterior a Jubrique echamos un vistazo a la carretera de Peñas Blancas. Apenas sí se ve el cruce que hemos tomado para subir hasta el barrio alto:
Llegamos a Jubrique y tomamos a la izquierda en este cruce:
Desde aquí el pueblo se ve realmente hermoso:
Pero no disponemos de mucho tiempo para entretenernos, pues la pendiente nos aprieta de lo lindo. En esta herradura abandonamos el pueblo:
El asfalto aún se mantendrá en buenas condiciones durante unos cientos de metros:
Luego se alternarán trozos de asfalto en mal estado con tramos de pista. Para colmo, la pendiente se dispara:
Abundan por estos lares los castaños:
El puerto esconde rampas terribles que superan ampliamente el 10%:
Pasado el km. 7,5 la pendiente ofrece una tregua. Al fondo del valle se atisba el durísimo inicio del puerto del Espino en su vertiente de Benarrabá:
Alguna zona más abierta nos ofrece la oportunidad de ver la loma completamente cubierta de castaños:
Parece que ya estamos a punto de coronar el puerto:
Pero nos percatamos de que la carretera sigue ascendiendo ¡Allí está el
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