CÓRDOBA LOS VILLARES
El 14%
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Altitud: 622 m Distancia: 9,08 km Desnivel: 480 m Pendiente Media: 5,3 % Coeficiente: 94
 

Altigrafía y comentarios enviados por:
Miguel Baeza y Martín Cerván

 

Localización: Comenzamos el ascenso en la ciudad de Córdoba, en la esquina entre la carretera del Calasancio con la Avenida del Brillante. Por la primera nos dirigimos tomando la CO-3408 en pos del Parque Forestal de los Villares.


Especificaciones: Firme en perfectísimo estado, de unos 5,5 m. de ancho aproximadamente, con señalización vertical y horizontal.
El tráfico, al encontrarnos en las proximidades de una ciudad, es abundante y, además, no contamos con arcén.
Las sombras son prácticamente inexistentes.

Fuentes: No hemos observado ninguna durante el ascenso.

Comentario: Córdoba, ciudad del Betis primero, cuando se constituyó como capital de la provincia romana que debía su nombre al río, del Guadalquivir después, cuando se convirtió en capital administrativa del Califato a la par que cultural de la vieja Europa, aún atesora en sus calles, en sus rincones, muestras de su añejo esplendor.
Un paseo por su casco antiguo, repleto de restos arqueológicos por doquier, por el barrio judío junto a la archifamosa mezquita, junto al río, o una visita a los patios durante el mes grande de mayo darán cabal conocimiento al visitante del floreciente pasado y –en menor medida- presente de esta coqueta urbe andaluza.
Quizás, entrando ya en lo que más nos interesa a nosotros, se trate junto con Granada de la ciudad andaluza que cuenta con una mayor afición por el mundo del pedal. Por lo que podemos afirmar de ambas que son firmes representantes del concepto de cicloturismo en el sentido en que nosotros lo entendemos.
Y es que, en efecto, puede uno permitirse el lujo de dar un paseo por Córdoba, contemplar sus maravillas, y en pocos instantes hallarse inmerso de lleno en el ascenso a uno de los diferentes puertos que acceden hacia la sierra para disfrutar de la naturaleza a lomos de su montura metálica.
Pues bien, en esta ocasión nosotros hemos querido probar nuestras fuerzas en el que nos parece más dificultoso de todos ellos, la cuesta que sube hasta el parque periurbano de Los Villares a través del 14%, que es como se denomina a la subida por contar con un cartel que nos advierte del peligro que conlleva el descenso por tal pendiente.
Comenzamos en la Carretera del Calasancio, esquina con la Avenida del Brillante, por donde asciende otra de las vías que penetran en la sierra.
La carretera remonta presta la sierra entre chalets a las afueras de la ciudad. Después de una cortísima bajada, la pendiente se situará entre el 4 y el 6% sin demasiados sobresaltos, mientras que se suceden distintas urbanizaciones.
Durante varios kilómetros lo más destacable, por desgracia, será la constante presencia de vehículos que perturbarán nuestra marcha.
Pero hace falta algo más que coches para desanimar a un “loco de las cumbres” en su constante búsqueda de nuevos retos, y el que afrontaremos a continuación no desmerece nuestro esfuerzo.
Abandonamos por fin la ciudad y ello se notará en la reducción del tráfico, pero, principalmente, en el paisaje. La sierra se nos muestra sin impedimento alguno. Tras dejar tras de nosotros un complejo hotelero, aparecerán las primeras rampas serias, algunas de las cuales alcanzan el doble dígito con cierta constancia. En el horizonte, sobre las montañas, se elevan varios grupos de antenas aunque tan sólo pasaremos próximos a un pequeño repetidor algo más adelante.
Entre algunos pinos y, principalmente, olivos se alza la carretera en una loma cercana. Pero poco antes de circular por allí, ganaremos un descansillo y pasaremos una angosta vaguada a derechas, después de la cual la carretera trazará un giro de 180º, aunque sin llegar a formar una herradura.
Toda la Vega, a medida que realizamos el mencionado giro, se extiende a nuestros pies. Podemos contemplar, en días claros, cómo se hace camino el río grande de Andalucía a través de sus campos y la sierra Subbética, incluso atisbamos la lejana Sierra Nevada o las algo más próximas sierras jiennenses.
Al pasar próximos al repetidor el puerto aún no nos ha mostrado toda la violencia de sus rampas, sin embargo haremos bien en utilizar este hito como referencia de lo que está por llegar unos 500 m. después.
Es entonces cuando una señal nos avisa del peligro que supondrá la fuerte pendiente a partir de ese instante, pero no es esta la señal que ha propiciado que la cuesta sea popularmente conocida como 14%, sino una que encontraremos en su descenso, ya que esta con que nos topamos subiendo no indica el grado de inclinación de la carretera.
Sea como fuere, la cosa se va a poner más que interesante, nada que ver con el paseo que venimos disfrutando hasta ahora, pues durante algo más de un km. la pendiente no bajará del 10%, antes bien lo superará en muchos momentos con creces hasta alcanzar una punta máxima al 16%.
Parece mentira, con lo bien que íbamos ascendiendo, cómo nos vemos abocados a engranar la corona más grande de que disponemos y a ponernos de pie sobre nuestra bici para intentar darle mayor impulso. Con todo, no avanzamos o, por lo menos, no tenemos esa sensación… ¡Vaya kilómetro largo que nos espera!
Poco antes de ganar el collado, percibimos cómo se abren las lomas que nos circundan y cómo decrece poquito a poco una pendiente que nos ha obligado a dar lo máximo de nuestra capacidad. Cuando llegamos al cruce, aún jadeando, la pendiente ya ha descendido notablemente.
En este punto optamos por continuar ascendiendo un poco más hasta el alto de los Villares, toda vez que hemos desechado desviarnos a nuestra izquierda e intentar ascender la maltrecha carretera que trepa hasta las antenas del Cerro de San Cristóbal, desde donde se disfruta de una panorámica inigualable de buena parte de la región.
La prolongación hasta los Villares, para recuperar el resuello y retomar el ritmo de paseo truncado por ese terrorífico 14%, nos vamos a tomar la libertad de recorrerla en absoluta calma: ya hemos tenido suficientes batallitas por hoy.
No son muchas, desde luego, las capitales de provincia españolas que sirvan de inicio para cuestas como ésta.


Fotos:
Aquí iniciamos nuestro ascenso:




Largas rectas sin demasiadas dificultades:


Se suceden los chalets y se dejan ver los repetidores:


Abandonamos definitivamente la urbe:


Y dejamos atrás las primeras rampas serias:


Se va ampliando el campo de visión:


Ya hemos pasado la vaguada y se apodera de nosotros cierto nerviosismo:


Por desgracia el tráfico es constante:


Atrás queda el repetidor. La panorámica, como puede observarse, es amplísima:


Córdoba, la Vega y las distintas sierras se pierden entre la neblina matinal:


Y, en éstas, empieza la fiesta:


Hay que subir sin mucho aspaviento:


Desde luego, la fotografía no hace justicia a la rampa:


Y eso que el cartel se queda corto:


Pero el gesto delata nuestro sufrimiento:


Una auténtica pared:

Altimetrías de Puertos de Montaña
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