MÁLAGA PUERTO DE LA CALERILLA
Benaoján
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Altitud: 773 m Distancia: 9,25 km Desnivel: 341 m Pendiente Media: 3,7 % Coeficiente: 54
 

Altigrafía y comentarios enviados por:
Miguel Baeza y Martín Cerván

 

Localización: Nos encontramos en el valle del Guadiaro, en plena Serrania de Ronda. Comenzamos en el puente que cruza el río por la MA-555 en dirección a Benaoján y seguiremos por la MA-506 a partir del cruce hacia Montejaque.


Especificaciones: La carretera goza de un excelente estado y cuenta con completa señalización. Su ancho es de unos 6 m. al inicio y unos 5 m. o poco menos al salir de Montejaque. Carece de arcén, aunque el tráfico de vehículos de motor no suele ser excesivo. No encontraremos sombras durante el ascenso.

Fuentes: No será la falta de agua un problema para nosotros, pues hemos observado hasta un total de tres fuentes durante al ascenso. La primera al poco de comenzar, en un mirador a nuestra izquierda; una segunda durante la travesía de Benaoján; y, finalmente, a la salida de Montejaque en el cruce hacia el Refugio de Líbar encontramos la tercera.

Comentario: Preciosa ascensión la que nos lleva desde las aguas del Guadiaro hasta el puerto de la Calerilla pasando por las enjabelgadas poblaciones de Benaoján y Montejaque y las imponentes moles cársticas de la zona de El Hundidero. Sin duda, una subida que no defraudará a quienes gustan de la contemplacion e paisajes, aunque en menor medida a los que buscan dureza en sus rutas.
En efecto, no se trata de un puerto de gran dificultad, prueba de ello es que hasta la salida de Montejaque no encontramos las primeras rampas de doble dígito, rampas que hasta el paso por El Hundidero no reaparecerán por segunda y última vez.
Desde las inmediaciones de Ronda, en sentido casi siempre descendente, tomamos la carretera MA-555 que nos lleva hasta el río Guadiaro previo paso junto a la Cueva del Gato, por cuya entrada habremos de pasar momentos antes de llegar hasta el puente donde damos comienzo al puerto.
Principia la subida por unas rampas bastante regulares en torno al 6%, a nuestra izquierda el barranquillo se irá haciendo paulatinamente más profundo. Pronto abandonamos el cruce hacia la Estación de Benaoján y la carretera trazará un giro a la derecha entre calizas para mostrarnos por vez primera las blanquísimas casas de Benaoján.
Este pueblo, lugar de paso para fenicios, romanos, visigodos, árabes y cristianos, remonta sus días más allá de la historia, como documentan los restos pictóricos hallados en la Cueva de la Pileta, declarada Monumento Nacional en 1924. Su huella histórica se pierde hasta la reconquista de Ronda a cargo del Rey Fernando el Católico. De aquella época es originaria la Iglesia de Ntra. Sra. del Rosario, situada en el interior del caserío.
Al salir del pueblo nos encontramos con el cruce de Cortes de la Frontera y la Cueva de la Pileta, pero nosotros vamos a buscar Montejaque pedaleando por una zona más o menos rectilínea entre farallones rocosos. Pronto aparecerán las primeras casas a pie de carretera y al torcer una herradura a izquierdas contemplamos por primera vez la villa.
Engastado en las faldas del Hacho, Montejaque derrocha luminosa belleza por la cal de sus casas. Poco se conoce de su historia, aunque la población actual es de clara raigambre árabe y su nombre Monte-Xaquez (Montaña Perdida) así parece corroborarlo.
Atravesaremos las afueras de la villa, no sin ganas de adentrarnos entre sus intrincadas callejuelas adornadas de flores y escoltadas por riscos que asoman de tanto en tanto a sus espaldas.
A la izquierda, una vez que hemos salido del pueblo por una fuerte rampa, queda una mole rocosa que descuella entre las demás, el Hacho, con poco más de 1.000 m. de altitud. Al otro lado queda el antiguo camino de Ronda, de origen romano según parece, que trepa zigzagueando en dirección a la importante urbe serrana. La pendiente baja y coronamos el puerto de Tavizna para introducirnos en el tramo más espectacular del puerto y uno de los más hermosos rincones de la Serranía. Sólo este tramo de por sí merece la pena la visita.
Hundidero es una cueva por la que se pierde el río Campobuche viniendo a salir por la anteriormente mencionada cueva del Gato. Cuatro kilómetros entre cueva y cueva y diez trayectos diferentes para recorrer el camino, hacen de este sistema espeleológico uno de los más complejos y peligrosos.
Al iniciar la subida nuevamente por rampas de cierta dureza, observaremos la presa construida en 1920 para intentar retener en vano las aguas del río. Éste conseguía escapar filtrando sus aguas por distintas cavidades hasta volver a aparecer en la “boca” del Gato, como si quisiera burlarse de los ingenieros que osaron taponar su cauce.
Sin embargo, mucho antes de la factura de la presa, un 20 de octubre de 1810, aún hay un hecho reseñable acaecido en el lugar: José de Aguilar, guerrillero montejaqueño, consiguió vencer en compañía de unos doscientos cincuenta hombres a unos seiscientos infantes y noventa jinetes franceses sobre el antiguo puente que cruzaba el río Campobuche. Una más de tantas refriegas que tuvieron lugar en la Serranía de Ronda.
Poco antes de salir de la zona de barrancos, bien merece la pena parar en un pequeño recodo para permitir que nuestra retina guarde una última imagen de tan faustoso lugar.
Varios descansillos, aunque con tendencia ascendente, terminan por conducirnos a una corta bajada. Lo único queda desde su conclusión hasta la cima del puerto de la Calerilla (o El Cupil) es nuestro deseo constante de mirar hacia detrás para volver a contemplar la espectacular disposición de que la naturaleza tan caprichosamente dotó El Hundidero. Al menos, una vez que hemos coronado, siempre nos quedará el consuelo de avistar la “ciudad soñada” –que diría Rilke- al pie de la Sierra de las Nieves.


Fotos:
Antes de iniciar el ascenso pasamos junto a la Cueva del Gato:


Atravesamos el Guadiaro con una típica estampa de la Serranía de Ronda:


La roca caliza predomina en todo momento:


Tras un giro a la derecha aparece Benaoján:


Al salir del pueblo nos topamos con el cruce de Cortes de la Frontera y la Cueva de la Pileta. Nosotros seguiremos rectos:


Benaoján es uno de esos pueblos blancos tan característicos de Andalucía:


Continuamos el ascenso remontando un abrupto valle:


Cada vez más lejos queda Benaoján con el valle del Guadiaro al fondo:


Y más próximo Montejaque:


El empedrado del antiguo camino de Ronda zigzaguea junto a la carretera:


La estampa de Montejaque, incrustado en la roca, impresiona al verla:


Apenas sí rozamos las afueras del pueblo y tomamos, en este cruce, dirección Algodonales:


Al salir, la última fuente en la que refrescarnos:


Encaramos los últimos metros del puerto de Tavizna:


Un vistazo atrás para observar Montejaque a los pies de ese peñasco que es el Hacho:


Coronamos Tavizna y nos introducimos en el Hundidero:


Tras un corto descenso, continuamos subiendo con un barranco a nuestra izquierda:


Miramos a nuestra espalda para apreciar cómo cuelga la carretera de la roca viva:


Aún se conservan los restos del inútil embalse construido en 1920:

Altimetrías de Puertos de Montaña
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