Altigrafía y comentarios enviados por:
Miguel Baeza y Martín Cerván

Localización: En la A-3001 partiendo del río Varas, punto de inicio también de la vertiente sur de puerto de El Caballón, pero en dirección a Adamuz comienza este corto, aunque duro puerto.

Especificaciones: Carretera estrecha, de unos 4,5 m. de ancho, con piso recién asfaltado (las fotos que se muestran abajo están tomadas antes de la reparación del mismo). Cuenta con señalización horizontal y vertical. Habremos tanta dificultad para cruzarnos con un coche como para encontrar alguna sombra que nos proteja.

Fuentes: No hemos observado ninguna.

Comentario: Tres kilómetros a poco más del 8% de pendiente media son la carta de presentación de este puerto ubicado en la sierra morena cordobesa.
Desde luego, no se trata de ningún coloso, pero afrontarlo después de hacer ruta por las proximidades de Obejo y previo ascenso al puerto de El Caballón ya nos supondrá un esfuerzo considerable. Y es que esta zona de la sierra cordobesa es una auténtica mina de puertos de tercera y segunda categoría que enlazan a la perfección, por lo que cualquier paseo cicloturista se convierte en un auténtico test de nuestras fuerzas.
Todo es empezar el ascenso y un cartel ya nos advierte de que las rampas que nos aguardan alcanzan el 12%. Habrá que tomárselo con tranquilidad, pues.
Trazamos una vaguada a derechas y con celeridad ganamos altitud sobre el río Varas, allí abajo queda la zona denominada como Pasada de las Piedras del Aire, un repecho que hemos afrontado antes de iniciar el puerto propiamente dicho. El olivar, omnipresente por toda esta parte de la sierra, cubre ambos márgenes de la carretera acompañado por matorral bajo y arbustos aromáticos.
Una primera herradura nos hace cambiar de dirección mientras que la pendiente hace mella en nuestras fuerzas tornando cansino nuestro pedaleo.
La espléndida visión del valle del río Varas y los montes comunales de Adamuz serán único deleite en nuestro camino hasta esta solariega villa cordobesa que años ha era punto de inicio de la vía hacia Toledo por el denominado “camino de la plata”.
La cuesta se empecina en añadir trabas a nuestro ascenso, de manera que vamos notando cómo sus rampas, lejos de declinar, se endurecen paulatinamente. Otra herradura nos redirige hacia el Oeste y es así que ahora divisamos la Era de la Viuda y la Loma del Caballón con la carretera del puerto homónimo rayando los cerros. Un escalofrío nos atenaza tan sólo de pensar en dar la vuelta para tentar las severas rampas por donde acabamos de precipitarnos en bajada.
Lo cierto es que tampoco es que las de Kilva sean despreciables -llegados a este punto ya no van a descender del 8% salvo en contadas ocasiones-, antes bien, tras la herradura de Peña Mocón, un característico pedrusco a modo de menhir, la tendencia de la cuesta es a levantarse aún más. Precisamente ahora encontraremos las rampas más duras, con puntas del 11% y 12%, hasta coronar el puerto en un alcor de espléndida panorámica. Una parada en su cima, si el calor no nos apremia, bien merece la pena.

Pasamos el puente sobre el río Varas e iniciamos el ascenso:


Al llegar a una vaguada a derechas, un cartel nos advierte de que la cuesta va en serio:


Herradura a izquierdas:


Varios cientos metros después, otra:


Los olivos tan frecuentes por estos parajes:


La espectacular herradura de Peña Mocón con la roca destacando sobre la loma:


Una breve tregua tras la curva y la pendiente se sitúa por encima del 10%:


El paisaje se aprecia mejor cuando bajamos el puerto:


Coronamos. Menos mal que ha sido cortito…