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Miguel Baeza y Martín Cerván

Localización: La subida comienza en el cruce de la A-343 (entre Valle de Abdalajís y Antequera) con la MA-437 que nos lleva hasta la aldea de La Joya.

Especificaciones: Carretera de unos 4,5 m. de ancho, con asfalto rugoso y parcheado, aunque algunos tramos han sido arreglados. La señalización horizontal está borrosa por momentos. El tráfico es escaso y las sombras inexistentes.

Fuentes: No hemos observado ninguna.

Comentario: La menor de las vertientes de La Joya es, para no desentonar con las demás, una auténtica emboscada. Y eso que no llega a los cinco km. de longitud y, de hecho, son sólo dos los de verdadera exigencia, los cuales se sitúan cercanos al 10 % y ello con un par de descansillos para amenizar la escalada.
Nos encontramos a medio camino entre Antequera y Valle de Abdalajís, en un precioso valle a espaldas de la Sierra de Chimenea y las formaciones rocosas de El Torcal. Se trata, sin lugar a dudas, de un enclave bellísimo que nos deleitará durante el corto ascenso y los kilómetros previos al mismo, ya sea que vengamos desde uno u otro pueblo.
El inicio es suave, con 1,2 km. de mera transición, tan sólo con un repecho aislado de cierta entidad y unos 500 m. de falso llano descendente hasta que comenzamos el verdadero ascenso. Ya desde el principio vemos con nuestros propios ojos por dónde habremos de subir y muy pronto comprobaremos si nuestras impresiones visuales han sido acertadas o no: para certificarlo nada mejor que comenzar con una rampa al 14%.
Por delante 2 km. terribles en que se sucederán rampas de doble dígito con descansillos aislados y alguna que otra herradura para colorear el trayecto. En esto alcanzamos uno de esos respiros que nos concede el puerto y ya podríamos pensar que está todo hecho, cuando, al salir de una segunda herradura a izquierdas, la carretera vuelve a ganar pendiente de manera estrepitosa.
Son sólo unos 800 m. hasta que la dureza vuelva a menguar, pero unos 800 m. de ésos de dar chepazos y tirar de riñones. La máxima se sitúa en el 15%, que no es moco de pavo, pero es que los porcentajes se mantienen siempre muy próximos a esa cifra.
A poco menos de 2 km. de la cima la pendiente disminuye ostensiblemente y de manera progresiva hasta que los instantes finales acaban por convertirse en un mero paseo o, más bien, un homenaje que nos brinda el trazado hasta coronar el puerto. Una auténtica gozada.

En este cruce comienza el puerto con las duras rampas visibles al fondo:


Curva a izquierdas y herradura a derechas al 10%:


Y al salir del curveo la pendiente se mantiene:


Tras un descansillo, esta curva a izquierdas marca el inicio del segundo tramo duro:


Rampas al 14 y 15% con la Sierra de Chimenea al fondo:


El final de la cuesta parece cercano:


La pendiente va menguando paulatinamente:


Hacia el Oeste tenemos visión sobre la Sierras de Abdalajís y Huma:


Tras unos últimos metros de falso llano se corona el puerto: