Descripción: Encontrar el inicio del puerto nos será bastante más fácil que finalizar la ardua tarea de ascenderlo. Aunque no llega a los siete km, su pendiente media por encima del 11% da una buena idea de su dureza. Con decir que supera en coeficiente a un puerto tan mítico como Lagos de Covadonga, está dicho casi todo. La ascensión tiene dos partes bien diferenciadas: la primera mitad con una pendiente bastante constante, en la que tan solo encontramos alguna rampa puntual pero sin descansos y siempre con una media por encima del 10%, y una segunda parte mucho más irregular, con tremendas rampas pero con descansos intercalados. La receta para subirlo es la misma que la del Angliru, salvando las diferencias: ir regulando al máximo en la primera parte para mantener todas las reservas posibles y en la parte final, aprovechar todos y cada uno de los mínimos descansos, aunque alguno sea al 10%, para recuperar pulsaciones. Nosotros así lo hicimos y la sensación fue de menor dureza de lo que las cifras indican, si exceptuamos los últimos seiscientos metros, donde ya hay que acudir al sálvese quien pueda. La primera rampa por encima del 20% la encontramos al final del barrio de Las Vallinas junto a un viejo hórreo. Aunque luego hay otras que la superan, ésta impresiona más porque estamos en un pequeño tramo llano y se nos presenta como una pared. Por suerte es corta y tras la herradura que vemos desde su inicio, tenemos un tramo al 10% para recuperar un poco porque la rampa sigue otros trescientos metros sin bajar del 14% y un máximo del 18%. A partir de este punto tendremos el Gamoniteiro y sus antenas como telón de fondo y a la izquierda empezaremos a ver la Ermita, cosa que no debe asustaros porque la carretera no llega hasta ella. Esta tónica de rampa y descanso se repite otras tres veces hasta poco después de finalizar el sexto km, donde se acaban las tonterías. Quedan seiscientos metros con una pendiente media por encima del 16% y eso que incluye dos puntos de mínimo respiro. El primero, al llegar al parking donde vemos una señal de dirección prohibida que no debe servir de disculpa para no enfrentarnos a la pared que se nos viene encima y que llega un máximo del 26%. El otro, nada más terminar el muro, en el desvío que se hizo con motivo de la llegada de la Vuelta 2015 asfaltando unos pocos metros más a la izquierda del camino anterior y metiendo otra corta pero dura rampa que ya no asusta porque vemos el final. Desde ese punto disfrutamos de unas bonitas vistas a un suave valle de pastos y a las rocosas cimas de la Sierra del Aramo entre las que destaca, cómo no, el Gamoniteiro. |