Localización: Ascendemos primero por A-3102 desde la localidad almeriense de Tíjola, para unirnos después a la A-5407 y superar el Collado del Ramal que parte de Bacares. Finalmente nos moveremos por la A-1178 que viene de Serón. Al llegar al Collado de la Venta Luisa tomaremos a la derecha la A-4404 en dirección a los observatorios y Aulago. |
Especificaciones: Carretera de buen suelo, ancha y perfectamente señalizada. Tráfico escaso. Las sombras son más abundantes en la parte alta de esta Sierra de los Filabres. |
Fuentes: Nosotros solo hemos encontrado una en el Km 28,5, en un Área Recreativa poco antes del Collado de la Venta Luisa. Al ser una ascensión tan larga conviene no desaprovechar el paso por los pueblos. |
Descripción: Si algo parece escasear a lo largo y ancho de la piel de toro, es precisamente la presencia de grandes puertos de paso, sobre todo si acudimos a la comparación con nuestros vecinos franceses o con la envidiable orografía de «la bota» italiana. Sin embargo, existir existen, quizás más de los que los aficionados al pedal podrían pensar. Y el puerto de Calar Alto es un claro ejemplo: cinco posibles vertientes (Gérgal, Aulago, Serón, Velefique y esta de Tíjola) para coronar a 2.162 m. Arrancamps de la vega del Almanzora para inmediatamente atravesar el pueblo que da inicio al reto, Tíjola, famoso por su papel en la «Guerra de las Alpujarras» a finales del siglo XVII. Al abandonar esta localidad, las rampas se tornan más serias y las herraduras se van a suceder durante un kilómetro permitiéndonos contemplar la estampa de Tíjola con su blanco caserío en que ermitas e iglesias descuellan por encima del resto de techumbres. Tras 2 km a casi el 7% de pendiente media ganamos un primer altillo y nos deslizamos hacia las inmediaciones de Bayarque. Sin embargo, apenas si rozamos el pueblo, concretamente su camposanto, para seguir ascendiendo nuevamente por unas duras rampas que llegarán a superar el 10%. El tramo, corto aunque bastante duro, termina tras más de un kilómetro de ascenso en el denominado «Alto del Pino» no sin antes torcer una hermosísima herradura a derechas que nos obsequia con unas magníficas vistas sobre Bayarque. Luego la subida se torna irregular a medida que nos introducimos plenamente en el valle del río Bacares. Superados los 8 km de ascenso atravesamos nuevamente el río en una vaguada a derechas. Contrasta la vegetación de ribera con la dominante desertización de la zona, tan solo paliada por la presencia de olivos y de frutales -reseñables son en este sentido los almendros plantados en bancales-, además de los arbustos capaces de soportar las duras condiciones climáticas de Los Filabres. El pinar de repoblación irá ganando terreno desde este punto hasta las zonas más altas de la sierra. Tras el río se van a suceder varias herraduras y la carretera toma decididamente tendencia ascendente durante 6 km que se aproximan al 7% de pendiente media y que esconden alguna rampa puntual de doble dígito. En este tramo ya vamos a ir fabricándonos una idea certera de la magnitud de la empresa que estamos afrontando. El final de este tramo llega tras una rampa de unos 600-700 m al 9% que hacen buena mella en nuestras piernas y en nuestro ánimo. Por suerte, la cuesta se debilita y alcanzamos un par de kilómetros de descansillo antes de encarar el descenso camino de Bacares. Aunque nos desviaremos antes de este pueblo serrano, de extraordinaria belleza, su caserío se ubica en una hoya en las entrañas de la Sierra de los Filabres y a las faldas de la popular Tetica (2080 m). Tras enlazar con la vertiente que parte de Velefique, iremos abandonando la Hoya de Bacares, pero no podremos saltar sus paredes exteriores sin vencer rampas que se sitúan constantemente por encima del 8% y casi siempre cercanas al 10%. Si, para más "inri", uno de esos kilómetros trascurre en gran parte al 12%, con alguna rampa del 17%, ya tenemos de qué preocuparnos. Alguna curva de herradura y la sombra de los pinos van a ser nuestras únicas referencias. Ahora bien, en el momento en que alcancemos la carretera que asciende desde Serón, nuestras energías se verán súbitamente renovadas. En el Collado del Ramal tomamos a la izquierda y encaramos, con pendientes mucho más asequibles, la segunda parte de la subida al Calar. Nos referimos al Collado del Conde, que atravesaremos, curiosamente en descenso, tras poco más de 4 km que nos van a permitir recuperar la respiración en alguno de los tramos llanos y en bajada que iremos recorriendo. Dicho collado se ubica en una encrucijada de caminos, casi todos de tierra, a partir de la cual se retoma el sentido ascendente. Hasta el collado de Venta Luisa el camino sí que resulta cómodo, con rampas ligeras y nuevos descensos, e invita a recrearnos en el entorno. Junto al cartel del alto nos desviaremos a nuestra derecha por una carretera ostensiblemente más estrecha que gana porcentaje con rapidez, situándose frecuentemente por encima del 10%. Al suavizar la pendiente, poco antes de coronar el collado denominado del Hornillo, vemos los telescopios. Un último descenso nos pone al pie de la rampa final para, por fin, tras una postrera herradura a izquierdas, alcanzar el primero de los cinco «ojos de cristal» y luego, 3en el de la derecha, la cima a 2.162 m de altitud en un entorno de otro planeta. Este observatorio de Calar Alto o Centro Astronómico Hispano-Alemán fue fundado en 1973 tras un acuerdo entre las autoridades española y alemana. En la cima, las vistas son magníficas: no esperábamos menos. ¡Qué mejor ocasión para cantar con el poeta W. Sader: ¡Calar Alto, Calar Alto, cúspide de los Filabres, donde apuntan hacia el cielo grandes ojos de cristal! |
Mapa situación: |
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