PIRINEOS
TROUMOUSE
Luz-St. Sauveur
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Altitud: 2087 m Distancia: 27,2 km Desnivel: 1404 m Pendiente Media: 5,16 % Coeficiente: 275
Troumouse



APM
Localización: Es la D-921 que desde Luz St. Sauveur se dirige hacia Gavarnie. Tras superar un par de curvas de herradura a la salida de la localidad de Gèdre deberemos tomar a nuestra izquierda la D-922 que nos lleva hacia Héas y el circo de Troumouse.
Especificaciones: Carretera en perfecto estado y con señalización horizontal hasta abandonar la D-921. A lo largo de este tramo de desfiladero el tráfico es intenso, aunque al tomar la D-922 se va a hacer imperceptible. En esta segunda carretera el suelo se halla en aceptables condiciones y desaparece la señalización horizontal. Las sombras van a protegernos hasta superar el núcleo de Héas.
Fuentes: No hemos visto ninguna. Con suerte encontraremos abierto el Hotel Maillet en el KM 23,6.
Descripción: El Circo de Troumouse ostenta la condición de ser el mayor circo glaciar de los Pirineos. Para nosotros cicloturistas va a constituir un auténtico reto. Sus más de 27 km desde Luz St. Sauveur van a exigir de nuestras piernas un tremendo esfuerzo en el que emplearemos más de dos horas aunque, con las maravillas que iremos descubriendo, se nos van a pasar en un abrir y cerrar de ojos. Lo importante es que los mantengamos bien abiertos al ir pedaleando por el desfiladero de la gave de Gavarnie primero, por el valle de Héas después y por las paredes repletas de curvas de herradura que escalan hasta la puerta del circo finalmente. En los casi doce kilómetros en que transitaremos por la D-921 en dirección a la bella población de Gavarnie recorreremos y admiraremos el desfiladero que a lo largo de los siglos ha ido horadando la gave (río) que lleva su nombre.
A poco de salir de Luz, y tras un primer kilómetro de cierta exigencia, nos detendremos a contemplar el Puente de Napoleón, inmensa obra de ingeniería encargada por el emperador Napoleón III para dar aún mayor atractivo a esta localidad pirenaica en la que su esposa Eugenia de Montijo pasaba largas temporadas. En este tramo de carretera de abundante circulación tendremos como puntos de referencia más claros el puente en zig-zag en el núcleo de Sia, la presa de Pragnères y el bello pueblo de Gèdre donde, si no tenemos prisa, podremos entrar en los locales de la Oficina de Turismo y gozar con su preciosa maqueta en relieve de esta zona de los Pirineos.
Cuando un kilómetro más adelante y tras superar un par de herraduras alcancemos a casi 1100 m. de altitud el cruce hacia Héas y Troumouse, habremos superado un desnivel de 400 m. sin especiales dificultades y con una pendiente media que no llega al 4%. Es a partir de ese punto cuando entraremos en un paisaje de ensueño en el que las condiciones del suelo no son ya como las del tramo anterior pero no van a ser obstáculo para nuestro pedaleo mucho más entretenido en la contemplación del espectacular paisaje que nos envuelve desde que el intenso tráfico anterior ha dado paso a la tranquilidad de esta ruta. Un primer kilómetro de cierta exigencia y en el que trazaremos dos nuevas herraduras nos van a situar en un trazado rectilíneo que remonta el barranco de Héas hasta la localidad de ese nombre en el centro de un estrecho pero magnífico valle. Antes de acceder a esta población habremos debido hacer frente a un tramo de gran dureza con rampas hasta del 14% y nuevas herraduras poco antes del cruce a la derecha que nos llevará en otra ocasión al Lago de Gloriettes y el circo de l’Estaubé. Una zona de roca suelta con una imagen de la Virgen en lo alto nos recuerdan la catástrofe que aquí se vivió en el año 1915, cuando una tremenda avalancha acabó por sepultar gran cantidad de casas de este bello pueblo. Si nos acercamos a visitar la Chapelle de Notre Dame de Héas podremos contemplar con pavor las fotos de aquella catástrofe. Beberemos de sus aguas y continuaremos el trayecto pasando por la casa y barrera de peaje que a nosotros no nos afecta. Y es que bastante peaje nos va a suponer vencer los 7 km que aún nos quedan para finalizar nuestra empresa.
Un fuerte sucesión de lazos en herradura nos hacen ganar altura con rapidez. Van a ser más de 20 las curvas de herradura de este tramo final que nos cambian continuamente de perspectiva y nos permiten gozar de un panorama esplendoroso de montañas abruptas y escarpadas, praderas tapizadas de “oro verde” para pasto de los innumerables rebaños de vacas y ovejas, e impresionantes cascadas que hacen retumbar en nuestros oídos ecos de los antiguos hielos que cubrían el entorno en otras eras geológicas.
El albergue y praderas de Le Maillet constituyen un descanso para las ya cansadas piernas y un nuevo solaz para nuestra extasiada visión. Aunque al contemplar la pared final que da acceso al circo casi nos van a entrar tentaciones de quedarnos para siempre en este magnífico entorno. Los tres kilómetros finales nos hacen remontar una enorme cascada que cae de lo alto a nuestra derecha y que sólo podremos vencer superando continuas herraduras de exigentes rampas en lo que se constituye en el tramo más duro de toda la ascensión. Pero el esfuerzo habrá merecido la pena cuando, dando gracias a la Virgen que preside el circo, podamos situarnos ante uno de los paisajes más espectaculares que jamás hayan contemplado ojos humanos. Los Picos de Troumouse y, sobre todo, La Munia con sus 3133 m. de altitud dan fondo a un escenario teatral fastuoso en el que las paredes verticales que envuelven en semicírculo el antiguo glaciar son los auténticos telones de un espectáculo inolvidable.



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