PIRINEOS |
LUZ-ARDIDEN Luz-St. Sauveur |
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Altitud: 1719 m | Distancia: 13,76 km | Desnivel: 1036 m | Pendiente Media: 7,53 % | Coeficiente: 237 |
Localización: En la localidad de Luz-St. Sauveur comienza esta ascensión a la célebre estación de esquí atravesando el puente sobre la Gave de Gavarnie y tomando a la derecha la D-12. | ||
Especificaciones: Carretera en buen estado, con señalización horizontal y sombra abundante en la primera mitad del puerto. En cambio el tráfico suele ser frecuente y no debemos perder la atención. | ||
Fuentes: Si no queremos desviarnos a buscar una en Grust más nos vale llevar los bidones llenos desde el inicio. | ||
Descripción: Tradicional final de etapa en recientes ediciones del Tour, la ascensión a la estación de Luz-Ardiden reúne todas las condiciones para hacernos disfrutar de una magnífica oportunidad de emular a nuestros ídolos ciclistas. Sus casi 14 km de distancia total van a suponer un exigente esfuerzo para las piernas de cualquiera de nosotros, aunque lo más duro va a ser su pendiente media mantenida entre el 8 y el 9% salvo en la zona inicial y la final, algo más llevaderas. La historia de esta escalada se inició en la prueba gala con el triunfo del inolvidable Pedro Delgado en el 85, poco antes de retirarse por el fallecimiento de su madre. Otro escalador de postín, Lale Cubino, dejará su impronta en la cima pirenaica por partida doble: en el 88 ganando una etapa del Tour y repitiendo victoria en el mismo escenario, esta vez bajo la niebla, en la Vuelta de 1992. En el año 1990 será Miguel Indurain quien continúe la tradición de victorias hispanas con un triunfo que quizás debió catapultarle al logro del que hubiera sido su sexto Tour. Más recientes han sido el éxito agónico de Roberto Laiseka empujado por la afición vasca o el de Samu Sánchez en 2011. Pero todo esto es ya historia, historia de un puerto espectacular como pocos y de las gestas con que, sobre sus rampas, nos emocionaron nuestros héroes del pedal. Los dos primeros kilómetros de la ascensión mantienen un trazado rectilíneo que nos hace ganar altura sobre el País de Toys y el bello pueblo de Luz-St- Sauveur, auténtico corazón del ciclismo pirenaico. Aún podemos disfrutar del paisaje hasta llegar a Sazos, donde las primeras herraduras nos sitúan ante lo que se nos avecina. En este punto empieza ya un trazado interminable de continuos lazos sobre la ladera a la par que la pendiente va in crescendo alcanzando el 8% e incluso superando el 9% de media al pasar por el núcleo de Grust. Los cuatro kilómetros siguientes van a requerir de todas nuestras energías mientras sorteamos una de las mayores concentraciones de curvas de herradura que conocemos en puerto alguno: si contamos la del cruce de inicio aún entre las casas de Luz-St. Sauveur nosotros hemos contado entre herraduras y vaguadas ¡¡34!! Ahí tenéis un buen entretenimiento para olvidar el sufrimiento de cada pedalada, aunque no podréis despistaros si queréis no saltaros alguna de ellas pues están prácticamente enlazadas unas con otras, y bastante tenemos con que nuestra bicicleta siga venciendo las continuas rampas que llegan a alcanzar el 12% en varias ocasiones. A medida que ganamos altura las sombras van dejando su lugar a los rayos solares que calientan las praderas de alta montaña, a los pies de enormes moles rocosas que presiden el entorno. Los dos últimos kilómetros la pendiente se suaviza y nos concede el placer de disfrutar de uno de los finales más espectaculares que recordamos en nuestras andanzas cicloturistas y que veremos ya a nuestro alcance al pasar sobre un paso canadiense que nos introduce en los mil metros finales. El gozo será completo cuando logremos coronar en la explanada de la Estación y admiremos desde nuestro elevado emplazamiento las últimas herraduras que componen un precioso diseño en la ladera montañosa. Conviene no olvidar la cámara de fotos porque a lo largo de los próximos años este espectáculo nos acompañará siempre. | ||
Mapa situación: | ||
Vídeo: |
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