PIRINEOS
BURDINKURUTZETA-IRATI-SENSIBIL
Basaburu
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Altitud: 1545 m Distancia: 20,6 km Desnivel: 1224 m Pendiente Media: 5,94 % Coeficiente: 339
Burdinkurutzeta-Irati-Sensibil



Localización: Recorremos en primer lugar la D-18 que desde St. Jean-le-Vieux asciende hasta Iratiko Estola, por el col de Burdinkurutzeta. Al llegar a esa zona de praderas tomamos a mano izquierda la D-19 hacia los Chalets de Iratí. Finalmente, al coronar en los citados refugios de montaña, tomamos una pista asfaltada a nuestra derecha que aún sigue ascendiendo hasta convertirse en tierra cinco kilómetros más adelante.
Especificaciones: El suelo se halla en buenas condiciones. Encontraremos señalización horizontal hasta el col de Irati. Las sombras son muy abundantes, salvo en un tramo de 2 km al superar el Col de Haltza y en la ascensión definitiva a Sensibil. Tráfico escaso.
Fuentes: Una en el Col de Haltza, a la derecha en la ladera montañosa. Conviene no despistarse porque luego la necesitaremos y no tendremos ocasión.
Descripción: Tres auténticas joyas en una sola ascensión: los cols de Burdinkurutzeta (con la propina incluida del col de Haltza), Irati (Bagargi si subiéramos por la vertiente opuesta) y un extra hasta el llamado Sensibil, pista asfaltada de pastores por encima de los 1500 m. de altitud. El Tour de Francia no acostumbra a transitar por tierras navarras y pierde así múltiples oportunidades de ofrecer a los buenos aficionados unos recorridos de una belleza paisajística sin par y con una dureza que no tiene nada que envidiar a las más decisivas etapas pirenaicas o alpinas, repetidas prácticamente año tras año.
Desde la capital de la Baja Navarra, la bella población de St.Jean-Pied-de-Port (Donibane Garazi), en cuya visita nos entretendremos de manera obligada antes o después de esta ascensión que os proponemos, tomamos la carretera que se dirige a St. Jean-le-Vieux donde iniciamos una ruta que poco a poco va ganando altura hasta llegar al barrio de Basaburua y atravesar el puente sobre el Laurhibar. Es en este punto donde comenzamos las primeras rampas, ya muy serias, de la subida al puerto que en los carteles de la carretera se señala kilómetro a kilómetro como col de Irati.
En realidad, para alcanzar ese paraje de los Chalets, deberemos superar en primer lugar el auténtico ogro de la jornada, el col de Burdinkurutzeta. Los 9 km de tremenda exigencia que se oponen a nuestros deseos de coronar cuanto antes no tienen más que un único descanso al alcanzar el col de Haltza y su zona de pic-nic y su fuente (no especialmente fresca). La sombra protege y distrae nuestro pedaleo por rampas que superan casi de continuo el 10% y con máximos del 14 o 15%. Desde ese collado de nuevo las exigentes rampas, ahora más rectilíneas y expuestas a los rayos solares durante unos kilómetros, para de nuevo adentrarnos en el bosque de hayas y seguir con el trazado entretenido de sucesivas curvas de herradura hasta coronar en el col de Burdinkurutzeta a 1135 m. de altitud. Nos detenemos a recuperar el aliento y disfrutar de la última panorámica del Valle de Mendibe y la subida al col de Otsolaze o Ahuski, antes de lanzarnos a tumba abierta hacia Iratiko Etxola y el Refugio de Cize.
Al llegar a ese lugar nos quedaremos extasiados ante la espectacular belleza de sus aguas cristalinas bajo el puente, sus praderas donde ovejas y caballos pastan en sosegada armonía y las cimas de las montañas que dominan el entorno. Es muy posible que alguno decida esperar aquí, en alguno de sus refugios o bares, a los compañeros que prosigan su escalada hacia los Chalets de Iratí. Si vencemos la tentación todavía nos toparemos con otra tan atractiva como la que hemos dejado atrás, ya que en un par de kilómetros alcanzamos el maravilloso lago de Iratí donde se nos va a hacer casi imposible continuar nuestra marcha ante el deseo de refrescarnos en sus frías aguas. La pendiente de esta subida hacia Iratí se ha suavizado enormemente y nos permite gozar de un paisaje privilegiado. Solamente el kilómetro final de continuas herraduras entre las hayas nos devuelve a la cruda realidad de una ascensión tan exigente como esta. Alcanzamos así el segundo de los puertos de esta cadena que os sugerimos: los Chalets de Iratí fueron construidos en 1965 con la forma de modernos refugios de montaña y en los 80 se convirtieron en una de las estaciones invernales más frecuentadas de Euskalherria.
Si todavía nos quedan fuerzas y ganas para continuar siempre hacia arriba (no olvidéis nuestra “locura de las cumbres”) podemos tomar la pista asfaltada que sale a la derecha en dirección a los pastizales más altos para el ganado de la comarca, en el conocido por los pastores de la zona como col de Sensibil. Esta escalada final, de suelo más deteriorado, nos hace enfrentarnos a nuevos retos que, añadidos a los sufridos hasta este momento, pueden convertirse en la puntilla final para los menos fuertes con rampas nuevamente con porcentajes de dos cifras. Al llegar al punto más alto, poco antes de un redil para el ganado y lo que parece un depósito de agua, aún podremos continuar un par de kilómetros por suelo asfaltado y llano hasta alcanzar el final último de un recorrido de más de dos horas en el paraje que los pastores llaman Ilhare-Muru. Ante nosotros el cielo y las cumbres montañosas: ni rastro de cualquier presencia humana. No tengamos vergüenza en hacer esperar a los colegas que no se hayan atrevido a disfrutar de este paisaje incomparable.

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