Descripción: El enorme Macizo de Néouvielle es un espacio natural único por su riqueza de flora y fauna y esconde en su interior unos paisajes maravillosos. Por ello, en 1968 fue declarado Reserva Natural, que posee una extensión de 2313 ha de alta montaña. Por él nos vamos a mover en una jornada en la que conoceremos algunos de los más bellos lagos que en él se asientan, dotando al entorno de ese encanto que poseen los lugares más impresionantes de la cordillera: Cap de Long, Lac d’Orédon, les Laquettes, Lac d’Aubert y este Lac d’Aumar. Habrá quien nos tilde de globeros por considerar que los casi 9 km que separan St. Lary-Soulan de Fabian merecen la consideración de puerto, pero tendrá que reconocer con nosotros que son demasiados kilómetros picando hacia arriba como para no ser tenidos en cuenta, aunque no hay rampas que superen el 7%. En esa última localidad damos comienzo a la segunda parte de la ascensión, por esta zona conocida como Ruta de los Lagos. Primeramente, un trazado rectilíneo de casi 5 km hasta llegar a la primera herradura, nos conduce siempre junto a la ribera de la Neste de Couplan, atravesando de vez en cuando su cauce. La pendiente media se sitúa a su vez cercana al 7% con alguna rampa ocasional de doble dígito. Esa primera curva de herradura (aquí se les llama “lacets”) no es más que el anticipo de una larga y hermosa serie de las también conocidas como “paellas”, que portan cada una su propio nombre: Lacets des Écureils, de Myrtilles y Edelweiss. Ahora la dureza se ha acentuado y los kilómetros alcanzan ya pendientes medias superiores al 8%, en los que podremos vernos sorprendidos por algún rebaño de cabras u ovejas que obstaculice nuestro pedaleo. Pasado el Km 19 llegamos al desvío final hacia los lagos de Aumar (“agua de mar” en idioma occitano) y Aubert (“agua verde”), con un tentador descenso hacia el lago de Orédon, que atravesaremos por su presa. Reiniciada la subida, una barrera nos dará ánimos para continuar sabiendo que, al no estar motorizados, nos ahorraremos unos cuantos euros por la visita al parque en los meses veraniegos. Aunque alguno preferirá quizás pagar lo que sea antes de tener que enfrentarse a la dureza de los kilómetros siguientes que se inician con un largo trazado recto de considerable exigencia y la rampa máxima de toda la ascensión al 13%. Una última serie de herraduras, en esta ocasión sin nombre, nos adentran en uno de esos parajes que uno cree que solo pueden verse en el cine. Y además lo haremos llaneando ya junto al primero de los lagos, el de Aumar, para ir paulatinamente perdiendo altitud hacia el final junto al lago de Aubert. Uno de esos sitios de los que no uno no querría irse nunca. Es posible que cuando San Pedro dijo: “Maestro, hagamos tres tiendas”, el rudo pescador palestino no estuviera en el Tabor, sino en este grandioso entorno pirenaico. |