Descripción: Argelès-Gazost es una localidad típicamente vacacional, muy cercana a Lourdes, enclavada en una planicie formada por la confluencia de los ríos Gave d’Azun y Gave de Pau o de Laverdan. No muy habitada, la población fija no llega a los tres mil vecinos, tuvo su época dorada a finales del siglo XIX con el auge de sus balnearios y la construcción de lujosas viviendas por parte de adinerados visitantes. La Primera Guerra puso fin a tanto esplendor, pero aún hoy siguen funcionando el balneario y el casino. También es punto de base para deportes de invierno, la estación de Hautacam está a un paso, para vuelos de parapente o ala delta, para excursiones montañeras y, cómo no, para los amantes del deporte del pedal. Como curiosidad, desde 1292, todos los martes tiene lugar un reconocido mercado popular donde la gente del valle ofrece todos sus productos típicos. Ya comentamos en la otra vertiente que este puerto era un gran desconocido para muchos aficionados hasta que fue elegido como puerto de paso en la 18ª etapa del Tour de 2022 y entró en la historia a lo grande. Por este lado se descendió y fue donde Pogacar se cayó en su épica pelea con Vingegaard. Una etapa que seguro se recordará como una de las más peleadas en la larga historia de esta ronda. Al igual que la otra vertiente, ésta también está incluida en la red Natura 2000 como zona de alto interés ecológico. Esta vertiente es bastante más larga que la del lado occidental y algo más suave. Hasta Gez la pendiente es muy regular, con apenas un par de puntos en los que tímidamente llega a los dos dígitos. A partir de ahí el perfil se torna muy irregular, con continuos cambios de pendiente en corto, lo que permite descansos entre los tramos más duros. Y bien haremos en aprovecharlos para reservar fuerzas, porque nos vamos a encontrar con un kilómetro y medio muy duro cerca del final, cuando dejamos a la izquierda el desvío hacia el Col de Couraduque, tramo este que arroja una pendiente media del 10%. Esta vertiente es también menos vistosa que la opuesta, ya que en los 9 km finales nos vemos inmersos en un cerrado bosque que prácticamente no nos permite vista alguna. Por contra, si el sol aprieta seguro que agradecemos esta circunstancia. |