Descripción: La villa de Bagnères-de-Luchon se ubica a los pies de la parte más alta de los Pirineos cerca de la frontera española, el puerto del Portillon separa a ambos países, y casi a la sombra del Aneto. Villa residencial desde tiempos de los romanos que ya disfrutaban de sus baños termales. En fechas más cercanas abrió sus puertas la estación de esquí de Luchon-Superbagnères que aún le dio más realce turístico y residencial. Debido a su estilo arquitectónico de la Belle Époque, se le suele llamar «la reina de los Pirineos». Puerto muy frecuentado por el Tour de Francia que, hasta 2025 y por sus dos vertientes, lo ha visitado en nada menos que 73 ocasiones, con vencedores tan ilustres como Bahamontes, Julio Jiménez, Ocaña o Valverde, por poner solo algunos de los no menos de diez escaladores españoles que lo coronaron en primer lugar. Es considerado como el segundo puerto más histórico de los Pirineos, tras el Tourmalet, compartiendo honores con Aubisque y Hautacam. No estamos ante una ascensión especialmente dura ya que apenas superamos el 10% en un par de puntos, pero su segunda mitad es bastante machacona dado que los 7 km finales presentan una pendiente media del 8%, sin prácticamente superar el 10%. Y apenas hay 300 m de descanso al paso por Garin. El trazado poco sinuoso, si exceptuamos tres herraduras casi al final, tampoco ayuda a disimular un poco esta exigente pendiente. En el inicio nos encontramos con 700 m casi llanos que dan paso a un kilómetro largo al 8%, al que sigue otro casi llano. Luego la carretera vuelve a empinarse y en el kilómetro antes de llegar a St-Aventin volvemos a superar el 8% de media. Pasamos por dos pequeñas localidades con una pendiente moderada que bien debemos aprovechar porque después de Cazeaux-de-Larboust nos espera el tramo más duro de todo el puerto: algo más de un kilómetro al 10%. La pendiente es absolutamente regular, por lo que hay que dar con un ritmo adecuado para no ir ahogados y reservar energías, ya que tras el comentado corto descanso al paso por Garin nos esperan esos casi 6 km finales que se hacen interminables. Las vistas, aunque agradables, tampoco ayudan mucho a disimular la dureza. Cuando llegamos a las tres herraduras sabemos que ya resta poco para coronar. Descendiendo 300 m por la otra vertiente se puede llegar, girando a la izquierda, hasta la cota de 1642 m, poco antes de llegar a las estaciones de esquí de Peyresourde Balestas y Peyragudes. |