Comentario: La sierra de Enguera nos ofrece un paraje frondoso con escasos núcleos urbanos, pero en el que la presencia humana deja su huella en forma de una multitud de caseríos dispersos. Unos dedicados a las labores agrícolas o ganaderas, otros son segundas residencias para el solaz y esparcimiento, otros se han reconvertidos en alojamientos rurales y otros, por desgracia, son solo ruinas que evocan tiempos pasados. La ascensión que proponemos nos llevará por algunos de estos caseríos mientras disfrutamos de la naturaleza que los alberga.
En La Font de la Figuera tomamos el camino viejo de Canyoles que desciende suavemente al río y a continuación pasa por debajo de la autovía A-35 (Valencia-Albacete). En la rotonda que encontramos nada más cruzar la autovía, a unos 4km del pueblo, damos inicio a la altimetría. Esta es la salida 14 de la autovía y hay un restaurante, por lo que si hemos venido en coche, es un buen sitio para dejarlo. Empezamos la ascensión cruzando un puente sobre las vías del AVE en un primer kilómetro que no llega al 5%. Los dos siguientes son los más jugosos de la ascensión, situándose entre el 7% y el 9% de pendiente media en largas rectas. Otro kilómetro al 5% nos deja en Torre Tallada. Destaca el contraste de las casas en ruinas a la izquierda de la carretera con la sorprendente edificación fortificada en perfecto estado de la derecha. En palabras del diario Levante: «De lejos, parece una fortaleza medieval que ni Carcassone. De cerca se ve que se trata de una edificación contemporánea de carácter historicista; posiblemente no tenga cien años aunque un lienzo de muralla parece de sillar. [...] El presente de Torre Tallada es poco conocido y algo decadente. Pero su pasado fue glorioso. A finales del siglo XIX era la próspera bodega de Ricardo Lorenzales. Este viticultor fue un personaje de enorme relevancia en la zona y su negocio fue distinguido en 1889 por los organizadores de la Exposición Universal de París [...]». Entre Torre Tallada y Casa de Truenas la pendiente nos da un respiro y el paisaje cambia el bosque por los campos de cereales. Esta última es una explotación ganadera. Al superarla recuperamos el pinar y la pendiente, si bien esta ya no volverá a la dureza de tramos anteriores. Tan solo en algún repecho puntual llegamos al 12% al acercarnos a los Corrales de Blay. Este caserío está todavía habitado y se conserva la era y los rulos del trillar. Se dice que una mitad de la casa está en el término de La Font de la Figuera y la otra mitad en el de Enguera. Ya solo nos queda un kilómetro de suave ascensión hasta la cima del puerto, que resulta difícil de localizar por carecer de señalización alguna y por estar en una zona más bien llana. Cerca de aquí (algo más de un kilómetro), y siguiendo las indicaciones, podemos llegar al pequeño monasterio de clausura de la Comunidad del Cordero. Por la otra vertiente del puerto podemos descender suavemente hasta Navalón de Arriba (unos 4km al 2,5%), donde podríamos enlazar con la ascensión al Puerto de Peregrí.
|