Especificaciones: Carretera en perfecto estado, con señalización vertical y horizontal, aunque carece de arcenes. Las sombras son inexistentes, al igual que el tráfico, que es prácticamente nulo.
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Comentario: Tras el empinado descenso del puerto del Madroño, al llegar al arroyo de la Baja, nos vamos a encontrar con esta cuesta que, si bien es de poca entidad, esconde su pequeña ración de dureza en forma de rampas de doble dígito.
Ascenso corto, de poco más de seis kilómetros, entre lomas de vegetación rala excepto por algunas encinas y un incipiente pinar de reforestación, iremos más entretenidos en observar las rampas recién descendidas de El Madroño que en las que nos aguardan hasta que, tras varios descansillos y una vaguada a izquierdas, afrontemos un duro tramo de unos 350 m. en que la pendiente se sitúa entre el 11-12%.
Al punto ésta desciende y nos permite recrearnos en el entorno: lomas y más lomas. Como único vestigio de humanidad, alguna cortijada y la propia carretera por donde transitamos: gozar de una absoluta tranquilidad como la que aquí encontramos no es tan fácil.
Y es que estamos de pleno en el Parque Natural de la Sierra de Hornachuelos. Tal vez en uno de sus rincones más desangelados en lo que a vegetación se refiere, aunque los amantes de las aves podrán avistar águilas reales o buitres negros planeando por sus cielos.
Pedalada tras pedalada coronamos un primer altillo y un falso llano nos deja a los pies del Cerro del Olivo. La pendiente se incrementa paulatinamente hasta llegar a un pico máximo del 11% para, de súbito, toparnos con un descenso más pronunciado que el anterior.
Al fondo vemos cómo la carretera vuelve a ascender, así que aún no hemos terminado la faena, sino que, tras unos 700 m. más de subida alcanzamos la cumbre de este alto que -¡menudo despiste!, ¡pero si aún no lo habíamos dicho!- hemos denominado como El Pradejón.
Fotos:
El puente sobre el arroyo de la Baja es el punto de inicio del puerto:
Ya desde el inicio encontraremos alguna rampa exigente:
Los descansillos permiten recuperar el resuello:
De este modo afrontamos mejor las rampas de hasta el 12%:
A punto de coronar el Cerro del Olivo la pendiente, que anteriormente nos daba un respiro, vuelve a acentuarse:
A nuestra espalda las lomas se muestran cubiertas de una vegetacion de la que este ascenso, por desgracia, se ha visto privado:
Después del Cerro del Olivo, un nuevo descansillo antes de afrontar el repecho final, que atisbamos a la derecha a media ladera:
Último esfuerzo:
La ausencia de sombras es patente en esta imagen:
Por fin, coronamos el alto del Pradejon:
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