Comentario: Para acceder al Alto de San Jerónimo podemos tomar la carretera de Medina Azahara o bien esta vertiente que presentamos a continuación y que nace prácticamente en la capital cordobesa.
Además, en esta ocasión, en lugar de desviarnos hacia el Mirador de las Niñas, hemos decidido continuar por la carretera que nos lleva hasta las Ermitas y que corona, pasado el repetidor de Radio Córdoba, a 571 m. de altitud, atravesando unos parajes verdaderamente sorprendentes.
El puerto lo comenzamos al pasar un puentecillo sobre el canal del Guadalmellato, que conduce las aguas prodecentes del embalse homónimo que se construyó al sur de Obejo.
El ascenso se lleva a cabo inicialmente por una larga recta sin apenas pendiente hasta que nos situamos junto al Castillo de la Albaida.
El antiguo castillo, hoy moderno restaurante, fecha sus orígenes en época musulmana (S. VIII), siendo posteriormente propiedad Real y de caballeros del Reino de Castilla. En la actualidad, los restos –que han sido exquisitamente restaurados- se encuentran incrustados en un edificio fechado a principios del S.XX, mandado construir por los Duques de Hornachuelos.
Precisamente cuando dejamos a un lado los restos de la fortaleza, comienza lo verdaderamente serio de nuestro particular asedio a la sierra cordobesa. Un arreglo en la carretera ha propiciado el recorte de una sucesión de curvas que, aunque afean –en nuestro juicio- su pintoresco trazado, añaden un par de grados de pendiente media a este kilómetro dejándolo en un 8%.
Después de transitar junto a un bar, notamos cómo la pendiente va descendiendo paulatinamente hasta situarse en unas cómodas rampas que apenas sí superarán el 6% en nuestro camino hasta el cruce de San Jerónimo.
A nuestra izquierda, a la vez que la carretera comienza a trazar algunas curvas, nos deleitamos con una excepcional panorámica del valle del Guadalquivir y de las diferentes sierras que lo jalonan.
Así mismo, nos aproximamos a la vertiente hermana procedente de Medina Azahara, cuya carretera trepa por la loma contigua adornada por sus típicos malecones blancos y amarillos hasta confluir, justo en el altillo, con la carretera por la que circulamos.
En el último kilómetro la vegetación toma presencia a ambos márgenes e incluso gozamos de alguna sombra, siempre refrescante en los meses estivales, antes de llegar a una rotonda.
Precisamente ahí coronamos y decidimos tomar la primera salida a la derecha en dirección a las Ermitas, como ya comentábamos arriba.
La carretera aún seguirá subiendo durante más de un kilómetro y medio por una privilegiada zona serrana. Abajo, en la capital, nada nos hacía presagiar que esta carretera escondiera tan hermoso vergel.
Un primer descenso revirado es continuado por un nuevo repecho de algo más de mil metros de longitud que se corona prácticamente tras una herradura a izquierdas.
Se sigue, a continuación, el descenso definitivo hasta el cruce de las Ermitas. Cierto es que esta parte del puerto anda falta de continuidad de rampas ascendente, pero no lo es menos que merece la pena prolongar un puerto que, por sí sólo, podría sabernos a poco.
Y es que ya en pleno descenso disfrutaremos de una magnífica panorámica de la ciudad de Córdoba y, en días claros, de las Sierras Subbéticas, de las distintas sierras jiennenses e incluso de Sierra Nevada.
Iniciamos nuevamente la subida a la par que llegamos al cruce de las Ermitas. En este lugar se conservan hasta un total de trece de estas construcciones, de las cuales dos pueden ser visitadas por los turistas. En ellas se recogían los muchos eremitas de la zona en retiro de paz espiritual. La primera construcción está datada en 1703, aunque la tradición de ermitaños en Córdoba se remonta bastante siglos atrás.
Nosotros, ya sea después de habernos detenido en las Ermitas –merece la pena echar un vistazo desde un mirador que se ha habilitado en la zona-, ya sea que hayamos decidido pasar de largo, recuperamos la marcha ascendente en un nuevo repecho que, además, nos terminará de poner a prueba. Y es que llevamos 13 km. desde que empezamos el puerto, que no son pocos, y las rampas se van a suceder durante más de mil metros con un porcentaje medio superior al 7%.
Alguna herradura aislada amenizará este nuevo tramo a medida en que la vegetación vuelve, por momentos, a cubrir nuestras cabezas.
Creeremos haber coronado, por fin, junto a las antenas de Radio Córdoba, de no ser porque, tras un cortísimo descansillo, un postrer repecho nos situa –esta vez sí- en el Alto de las Ermitas, a unos cientos de metros del Lagar de la Cruz, desde donde un sinuoso descenso nos sitúa, de nuevo, en la ciudad califal.
Fotos:
En el puente sobre el Guadalmellato damos inicio al ascenso. Km 0:
Larga recta y suaves rampas. A la izquierda anuncian la Hacienda de la Albaida:
Al punto las rampas se empinan:
El trazado de la carretera es nuevo:
En un abrir y cerrar de ojos hemos pasado de la urbe a la sierra:
Podemos ver la carretera a media ladera:
Al iniciar el quinto kilómetro suavizan las rampas:
Nos permitimos echar un vistazo:
A nuestra izquierda trepa la carretera procedente de Medina Azahara:
Al salir de una herradura a derechas aparece una por momentos tupida vegetación:
Coronamos San Jerónimo en la rotonda y seguimos en pos de las Ermitas:
Zonas más cubiertas:
Alternan con otras más desprotegidas:
Mientras que los repechos y los descansos se suceden:
Iniciamos el descenso largo hacia el cruce de las Ermitas mientras que disfrutamos de una panorámica espléndida sobre la ciudad:
Sólo por esto merece la pena transitar esta carretera:
Obviamos el cruce, herradura a izquierda y duro repecho de poco más de un kilómetro:
Abajo queda la ciudad:
La espesa verdura vuelve a cubrirnos:
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